Noticia Extraída de La Nueva España
Noticia relacionada con Transexualidad y cárcel
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«He ganado la batalla, pero a base de lágrimas y dolor que nadie se merece»
Oviedo, Idoya RONZÓN
María Jesús Lastra Lamar se convirtió, el pasado mes de enero, en el primer preso(la Nueva España, no se entera de que es la primera presa) transexual sin operar que logró en España ser internado en un módulo penitenciario sólo para mujeres. Lastra (Gijón, 36 años) ganaba así una dura batalla contra la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, que hasta entonces basaba sus criterios para el internamiento de personas transexuales en la estricta tenencia de órganos genitales masculinos o femeninos. Y es que, según una decisión judicial histórica de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, «resulta evidente que mantener a Lastra en un módulo de hombres supone desconocer una realidad social representada por un colectivo de personas que se identifican intensamente con el otro sexo, con toda la problemática añadida de la reclusión penitenciaria y con el agravio comparativo según se haya podido acceder o no a costosas operaciones quirúrgicas». El mismo día en el que el auto fue recibido en la prisión de Villabona, María Jesús fue trasladada al módulo 10, exclusivamente femenino, donde permanece desde entonces.
«Es un gran orgullo haber ganado la batalla», aseguró Lastra Lamar a LA NUEVA ESPAÑA. «Es un logro y un avance muy importante, que abrirá puertas a otras chicas en mis mismas circunstancias que pidan el traslado de módulo». De hecho, según la reclusa, otra interna de Villabona, C. M. M., está dispuesta a solicitarlo.
«Yo ingresé en Villabona para cumplir una condena», continuó, «pero allí se me condenó doblemente, una vez por el delito que cometí y otra más por obligarme a convivir durante un año entero con presos varones, de los que un alto porcentaje estaba pagando delitos contra la libertad sexual. ¿Es eso justo cuando tengo una apariencia completa femenina, a pesar de no estar operada? Creo que sobran las palabras».
Tratamiento psiquiátrico
«Mi ingreso en prisión me llevó a un tratamiento psiquiátrico que no necesitaba cuando me encontraba en libertad. Caí en una fuerte depresión porque se me condenó a vivir en un módulo que no me correspondía. Y nadie en la Dirección General de Instituciones Penitenciarias intentó evitar la situación tan desagradable y desesperante por la que he tenido que pasar».
El auto de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo provocó un enorme revuelo dentro de Villabona, que se vio obligada a redactar una circular destinada a las funcionarias del departamento -en el módulo femenino sólo hay trabajadoras, ningún trabajador- para indicarles cuál debía ser su comportamiento con Lamar y cómo actuar en determinadas situaciones. En concreto, la dirección adoptó la medida de instalar a Lastra Lamar en una celda individual, por temor a que lo contrario acarrease algún problema porque aún conserva sus genitales masculinos. Además, las funcionarias de la prisión únicamente pueden cachearla «con medios electrónicos», nunca de forma manual, por el mismo motivo.
Pero, a pesar de todo, la batalla de Lastra no ha finalizado. «Es cierto que estoy en el módulo de mujeres de Villabona», explica, «pero continúo registrado como Jesús. Exijo ser reconocida como María Jesús, porque yo no quiero ser la risa del departamento de mujeres. Si la Audiencia Provincial decidió que lo correcto era pasarme al módulo femenino es porque me considera una reclusa más, con todas las consecuencias. Es lo que pretendo y, si no, iniciaré otra guerra. Y no voy a parar hasta que una institución como la penitenciaria reconozca todos los derechos de los transexuales».
María Jesús Lastra, que sigue un tratamiento hormonal, con revisiones en endocrinología, recuerda cómo en 1997 llegó incluso a atentar contra su vida, lanzándose desde una ventana del centro de inserción social (CIS) de Villabona, ante la situación que vivía. «Lo pasé fatal, estuve al borde del infierno. Pero basta ya. Si alguien está esperando que vuelva a hacer algo parecido se equivoca. Voy a reclamar todos mis derechos y, como presidenta del colectivo Soy Como Soy, de Asturias, me comprometo a ayudar a todos los que me necesiten». «He ganado mi batalla a base de lágrimas de sangre», afirma. «Sólo unos genitales no hacen a un hombre o a una mujer», afirma Lastra, que a pesar de todo no tiene una «vida fácil» dentro del módulo 10, ya que no todas las internas o funcionarias aceptaron sin dobleces su cambio de departamento.
Según un informe del psicólogo de Villabona (uno de los documentos en los que se basó la Audiencia Provincial de Oviedo para dictar su resolución), María Jesús Lastra «presenta un malestar persistente con su propio sexo, un sentimiento de inadecuación con su rol». Su objetivo, apostilla, es «parecerse al otro sexo y dicha alteración le provoca un malestar clínicamente significativo y un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo». Así, el psicólogo del centro concluye que «desde el punto de vista conductual y emocional», Lastra -que llegó a ponerse en huelga de hambre para reivindicar sus derechos- «está más cerca del género femenino que del masculino».
Ella, por su parte, asegura que «un entendimiento para una convivencia digna en prisión es lo justo y es lo que me merezco. Llegaré al Rey si es necesario, pero lucharé por mi vida, que yo decido cómo vivirla».
Noticia relacionada con Transexualidad y cárcel
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«He ganado la batalla, pero a base de lágrimas y dolor que nadie se merece»
Oviedo, Idoya RONZÓN
María Jesús Lastra Lamar se convirtió, el pasado mes de enero, en el primer preso(la Nueva España, no se entera de que es la primera presa) transexual sin operar que logró en España ser internado en un módulo penitenciario sólo para mujeres. Lastra (Gijón, 36 años) ganaba así una dura batalla contra la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, que hasta entonces basaba sus criterios para el internamiento de personas transexuales en la estricta tenencia de órganos genitales masculinos o femeninos. Y es que, según una decisión judicial histórica de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, «resulta evidente que mantener a Lastra en un módulo de hombres supone desconocer una realidad social representada por un colectivo de personas que se identifican intensamente con el otro sexo, con toda la problemática añadida de la reclusión penitenciaria y con el agravio comparativo según se haya podido acceder o no a costosas operaciones quirúrgicas». El mismo día en el que el auto fue recibido en la prisión de Villabona, María Jesús fue trasladada al módulo 10, exclusivamente femenino, donde permanece desde entonces.
«Es un gran orgullo haber ganado la batalla», aseguró Lastra Lamar a LA NUEVA ESPAÑA. «Es un logro y un avance muy importante, que abrirá puertas a otras chicas en mis mismas circunstancias que pidan el traslado de módulo». De hecho, según la reclusa, otra interna de Villabona, C. M. M., está dispuesta a solicitarlo.
«Yo ingresé en Villabona para cumplir una condena», continuó, «pero allí se me condenó doblemente, una vez por el delito que cometí y otra más por obligarme a convivir durante un año entero con presos varones, de los que un alto porcentaje estaba pagando delitos contra la libertad sexual. ¿Es eso justo cuando tengo una apariencia completa femenina, a pesar de no estar operada? Creo que sobran las palabras».
Tratamiento psiquiátrico
«Mi ingreso en prisión me llevó a un tratamiento psiquiátrico que no necesitaba cuando me encontraba en libertad. Caí en una fuerte depresión porque se me condenó a vivir en un módulo que no me correspondía. Y nadie en la Dirección General de Instituciones Penitenciarias intentó evitar la situación tan desagradable y desesperante por la que he tenido que pasar».
El auto de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo provocó un enorme revuelo dentro de Villabona, que se vio obligada a redactar una circular destinada a las funcionarias del departamento -en el módulo femenino sólo hay trabajadoras, ningún trabajador- para indicarles cuál debía ser su comportamiento con Lamar y cómo actuar en determinadas situaciones. En concreto, la dirección adoptó la medida de instalar a Lastra Lamar en una celda individual, por temor a que lo contrario acarrease algún problema porque aún conserva sus genitales masculinos. Además, las funcionarias de la prisión únicamente pueden cachearla «con medios electrónicos», nunca de forma manual, por el mismo motivo.
Pero, a pesar de todo, la batalla de Lastra no ha finalizado. «Es cierto que estoy en el módulo de mujeres de Villabona», explica, «pero continúo registrado como Jesús. Exijo ser reconocida como María Jesús, porque yo no quiero ser la risa del departamento de mujeres. Si la Audiencia Provincial decidió que lo correcto era pasarme al módulo femenino es porque me considera una reclusa más, con todas las consecuencias. Es lo que pretendo y, si no, iniciaré otra guerra. Y no voy a parar hasta que una institución como la penitenciaria reconozca todos los derechos de los transexuales».
María Jesús Lastra, que sigue un tratamiento hormonal, con revisiones en endocrinología, recuerda cómo en 1997 llegó incluso a atentar contra su vida, lanzándose desde una ventana del centro de inserción social (CIS) de Villabona, ante la situación que vivía. «Lo pasé fatal, estuve al borde del infierno. Pero basta ya. Si alguien está esperando que vuelva a hacer algo parecido se equivoca. Voy a reclamar todos mis derechos y, como presidenta del colectivo Soy Como Soy, de Asturias, me comprometo a ayudar a todos los que me necesiten». «He ganado mi batalla a base de lágrimas de sangre», afirma. «Sólo unos genitales no hacen a un hombre o a una mujer», afirma Lastra, que a pesar de todo no tiene una «vida fácil» dentro del módulo 10, ya que no todas las internas o funcionarias aceptaron sin dobleces su cambio de departamento.
Según un informe del psicólogo de Villabona (uno de los documentos en los que se basó la Audiencia Provincial de Oviedo para dictar su resolución), María Jesús Lastra «presenta un malestar persistente con su propio sexo, un sentimiento de inadecuación con su rol». Su objetivo, apostilla, es «parecerse al otro sexo y dicha alteración le provoca un malestar clínicamente significativo y un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo». Así, el psicólogo del centro concluye que «desde el punto de vista conductual y emocional», Lastra -que llegó a ponerse en huelga de hambre para reivindicar sus derechos- «está más cerca del género femenino que del masculino».
Ella, por su parte, asegura que «un entendimiento para una convivencia digna en prisión es lo justo y es lo que me merezco. Llegaré al Rey si es necesario, pero lucharé por mi vida, que yo decido cómo vivirla».