Noticia Extraída integramente de Carla Antonelli
Las diferencias entre hombres y mujeres tienen su origen en el cerebro, que determina el desarrollo de las habilidades y comportamientos propios de cada sexo.
EFE/El Mercurio/Web-. Así lo expresó a EFE en una entrevista el catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco J. Rubia, con motivo de la publicación de su libro "¿Qué sabes de tu cerebro?", donde trata de responder a sesenta cuestiones básicas sobre la actividad cognitiva.
Según detalla Rubia en el libro, estas divergencias se producen por las distintas funciones que realiza cada uno de los hemisferios del cerebro: mientras el izquierdo se encarga de todo lo relacionado con el lenguaje, el derecho determina las habilidades visuoespaciales.
Los hombres muestran desde niños un mayor desarrollo de la parte derecha de su cerebro, lo que les hará más aptos para actividades como conducir o jugar al ajedrez, mientras que las niñas utilizan con mayor frecuencia la parte contraria, por lo que realizarán un mejor uso del lenguaje.
Estas diferencias se extienden al cuerpo calloso que une los dos hemisferios, más desarrollado en las mujeres, haciéndolas más conscientes de sus emociones, y a otras partes de la corteza cerebral, como el núcleo del hipotálamo, que regula la actividad sexual, dos veces y media más grande en los hombres heterosexuales que en las mujeres y en los hombres homosexuales(1)
(1)(Redacción Web-. En realidad este descubrimiento se realizó con cerebros de mujeres transexuales y no de homosexuales, que vieron la luz en la década de los noventa, los cortex cerebrales arrojaron que esa parte del cerebro, llamada “núcleo sexual dimorfico”, era exactamente igual en los cerebros de mujeres biológicas y transexuales femeninas. Pensamos que la noticia tal como viene puede ser una errata, o una vez mas la confusión que hacen de homosexualidad con transexualidad desde los medios o el propio especialista entrevistado
Al final insertamos una noticia aparecida sobre el tema y con información ampliada) .
Otra parte del cerebro, los neurotransmisores, son, según Rubia, los responsables de la adicción a las drogas, que está asentada en muchas especies, entre ellas el hombre, "desde tiempos inmemoriales".
Estos transmisores crean un sistema de recompensas a través de un estimulante llamado dopamina para afrontar los conflictos con el entorno, que es aprovechado por las drogas para generar adicción al provocar el mismo efecto que la sustancia cerebral.
Además, para Rubia el cerebro como conjunto determina nuestra percepción de la realidad y nos hace vivir "una película similar a Matrix", donde parece que tomamos nuestras propias decisiones cuando en realidad no ocurre exactamente así.
"Al parecer, la actividad que conduce un movimiento voluntario es, en primer lugar, inconsciente, y sólo muy posteriormente se hace consciente", asegura en el libro el catedrático de Fisiología, para el que este descubrimiento pone en duda el concepto de libertad del hombre y quiebra la idea de pecado defendida por las religiones, y la de responsabilidad personal, en la que se basa el sistema penitenciario.
Según este investigador, una de las principales incógnitas que queda por descubrir en el cerebro es cómo se generan las ideologías que, a su juicio, son "unos anteojos" que nos ponemos para darle sentido a una realidad que no funciona siguiendo unos esquemas determinados.
Se trataría, según Rubia, del último paso en un proceso evolutivo en el que el cerebro "persigue independizarse cada vez más del mundo exterior".
Estudio del Instituto para la Investigación del Cerebro de Ámsterdam sobre mujeres transexuales.
Mundo Salud-. Este estudio se debe a Zhou y sus colaboradores holandeses, del Instituto para la Investigación del Cerebro de Ámsterdam, que el pasado mes de noviembre(2) ( (2) Web-. Aunque se nombra noviembre del 2005, en realidad estos estudios vieron la luz a principio de la década de los 90 ) sorprendieron a todos con un estudio posmortem con transexuales que apareció publicado en la revista Nature. Se trata del primer trabajo que ha logrado demostrar que hay estructuras cerebrales femeninas dentro del cerebro de individuos transexuales genéticamente masculinos, es decir, individuos nacidos con el cromosoma XY y con genitales masculinos, que se habían operado para cambiar su sexo por el de una mujer.
Es la primera prueba que justifica el fuerte sentimiento que tienen los transexuales desde pequeños de haber nacido con el sexo erróneo. Los investigadores llevaban mucho tiempo tratando de encontrar una pista que explicara la transexualidad, habían buscado en sus genes, en sus gónadas, en sus genitales, en los niveles de hormonas, hasta ahora sin ningún resultado.
El estudio de los transexuales es especialmente difícil porque no hay modelos animales en los que poder basarse, no se ha encontrado ningún animal con problemas de identidad de género. Pero, a pesar de ello, se las apañaron para buscar entre la maraña neuronal una estructura que fuese sexualmente diferenciada, pero que no tuviese nada que ver en la orientación sexual -ya que los transexuales no tienen una orientación sexual determinada: se pueden sentir atraídos hacia cualquiera de los dos sexos, hacia los dos indistintamente o hacia ninguno.
Tardaron 11 años en recopilar todo el material necesario para el estudio: los cerebros de seis transexuales. Después de buscar en varias zonas, encontraron la región cerebral que a puesto a estas personas en el candelero en las últimas semanas. Es una zona del hipotálamo llamada núcleo de la estría terminal (BSTc, según las siglas inglesas), que se sabía que era mayor en los hombres que en las mujeres. Y ahora, Zhou y su equipo han descubierto que los transexuales tienen un BSTc como el de las mujeres.
La conclusión del estudio es que la identidad de género se invierte cuando se altera la interacción entre el cerebro en desarrollo y las hormonas sexuales a las que está expuesto el feto antes del nacimiento; por otro lado, según los resultados del trabajo, la transexualidad masculina parece ser algo totalmente independiente de las hormonas tomadas durante la edad adulta y de su orientación sexual. Estas conclusiones hacen tambalear la idea de que los transexuales no nacen, sino que son un producto de la sociedad.
Para asegurarse de que esta zona BSTc era la responsable del estado transexual por sí sola, el equipo de Zhou realizó otras comprobaciones. Por un lado, se aseguró de que el tamaño de los BSTc de hombres homosexuales y heterosexuales era parecido, y de que no había ninguna diferencia que relacionara a esta zona con la orientación sexual de los transexuales. Tampoco encontró diferencias estructurales entre los transexuales tardíos y los que se dieron cuenta de su condición a una temprana edad, lo que reforzó la idea de que esta región cerebral tampoco está relacionada con la edad a la que se hace evidente.
En realidad, es bien poco lo que se conoce del cerebro y queda mucho por averiguar. Tal y como apuntó uno de los colaboradores de Zhou, el profesor Louis Gooren, durante las jornadas sobre «La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales» celebradas en Madrid, ni siquiera hay consenso sobre si las regiones halladas por LeVay en el cerebro de los homosexuales son las responsables del dimorfismo sexual.
En cualquier caso, lo que sí han logrado estos estudios neurológicos es empezar a romper los rígidos esquemas con los que se ha venido clasificando el sexo. Y los afectados, si es que se puede llamar afectados a los que se identifican con una u otra situación, empiezan a reivindicar con más fuerza que nunca que se les trate como iguales.
Las diferencias entre hombres y mujeres tienen su origen en el cerebro, que determina el desarrollo de las habilidades y comportamientos propios de cada sexo.
EFE/El Mercurio/Web-. Así lo expresó a EFE en una entrevista el catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco J. Rubia, con motivo de la publicación de su libro "¿Qué sabes de tu cerebro?", donde trata de responder a sesenta cuestiones básicas sobre la actividad cognitiva.
Según detalla Rubia en el libro, estas divergencias se producen por las distintas funciones que realiza cada uno de los hemisferios del cerebro: mientras el izquierdo se encarga de todo lo relacionado con el lenguaje, el derecho determina las habilidades visuoespaciales.
Los hombres muestran desde niños un mayor desarrollo de la parte derecha de su cerebro, lo que les hará más aptos para actividades como conducir o jugar al ajedrez, mientras que las niñas utilizan con mayor frecuencia la parte contraria, por lo que realizarán un mejor uso del lenguaje.
Estas diferencias se extienden al cuerpo calloso que une los dos hemisferios, más desarrollado en las mujeres, haciéndolas más conscientes de sus emociones, y a otras partes de la corteza cerebral, como el núcleo del hipotálamo, que regula la actividad sexual, dos veces y media más grande en los hombres heterosexuales que en las mujeres y en los hombres homosexuales(1)
(1)(Redacción Web-. En realidad este descubrimiento se realizó con cerebros de mujeres transexuales y no de homosexuales, que vieron la luz en la década de los noventa, los cortex cerebrales arrojaron que esa parte del cerebro, llamada “núcleo sexual dimorfico”, era exactamente igual en los cerebros de mujeres biológicas y transexuales femeninas. Pensamos que la noticia tal como viene puede ser una errata, o una vez mas la confusión que hacen de homosexualidad con transexualidad desde los medios o el propio especialista entrevistado
Al final insertamos una noticia aparecida sobre el tema y con información ampliada) .
Otra parte del cerebro, los neurotransmisores, son, según Rubia, los responsables de la adicción a las drogas, que está asentada en muchas especies, entre ellas el hombre, "desde tiempos inmemoriales".
Estos transmisores crean un sistema de recompensas a través de un estimulante llamado dopamina para afrontar los conflictos con el entorno, que es aprovechado por las drogas para generar adicción al provocar el mismo efecto que la sustancia cerebral.
Además, para Rubia el cerebro como conjunto determina nuestra percepción de la realidad y nos hace vivir "una película similar a Matrix", donde parece que tomamos nuestras propias decisiones cuando en realidad no ocurre exactamente así.
"Al parecer, la actividad que conduce un movimiento voluntario es, en primer lugar, inconsciente, y sólo muy posteriormente se hace consciente", asegura en el libro el catedrático de Fisiología, para el que este descubrimiento pone en duda el concepto de libertad del hombre y quiebra la idea de pecado defendida por las religiones, y la de responsabilidad personal, en la que se basa el sistema penitenciario.
Según este investigador, una de las principales incógnitas que queda por descubrir en el cerebro es cómo se generan las ideologías que, a su juicio, son "unos anteojos" que nos ponemos para darle sentido a una realidad que no funciona siguiendo unos esquemas determinados.
Se trataría, según Rubia, del último paso en un proceso evolutivo en el que el cerebro "persigue independizarse cada vez más del mundo exterior".
Estudio del Instituto para la Investigación del Cerebro de Ámsterdam sobre mujeres transexuales.
Mundo Salud-. Este estudio se debe a Zhou y sus colaboradores holandeses, del Instituto para la Investigación del Cerebro de Ámsterdam, que el pasado mes de noviembre(2) ( (2) Web-. Aunque se nombra noviembre del 2005, en realidad estos estudios vieron la luz a principio de la década de los 90 ) sorprendieron a todos con un estudio posmortem con transexuales que apareció publicado en la revista Nature. Se trata del primer trabajo que ha logrado demostrar que hay estructuras cerebrales femeninas dentro del cerebro de individuos transexuales genéticamente masculinos, es decir, individuos nacidos con el cromosoma XY y con genitales masculinos, que se habían operado para cambiar su sexo por el de una mujer.
Es la primera prueba que justifica el fuerte sentimiento que tienen los transexuales desde pequeños de haber nacido con el sexo erróneo. Los investigadores llevaban mucho tiempo tratando de encontrar una pista que explicara la transexualidad, habían buscado en sus genes, en sus gónadas, en sus genitales, en los niveles de hormonas, hasta ahora sin ningún resultado.
El estudio de los transexuales es especialmente difícil porque no hay modelos animales en los que poder basarse, no se ha encontrado ningún animal con problemas de identidad de género. Pero, a pesar de ello, se las apañaron para buscar entre la maraña neuronal una estructura que fuese sexualmente diferenciada, pero que no tuviese nada que ver en la orientación sexual -ya que los transexuales no tienen una orientación sexual determinada: se pueden sentir atraídos hacia cualquiera de los dos sexos, hacia los dos indistintamente o hacia ninguno.
Tardaron 11 años en recopilar todo el material necesario para el estudio: los cerebros de seis transexuales. Después de buscar en varias zonas, encontraron la región cerebral que a puesto a estas personas en el candelero en las últimas semanas. Es una zona del hipotálamo llamada núcleo de la estría terminal (BSTc, según las siglas inglesas), que se sabía que era mayor en los hombres que en las mujeres. Y ahora, Zhou y su equipo han descubierto que los transexuales tienen un BSTc como el de las mujeres.
La conclusión del estudio es que la identidad de género se invierte cuando se altera la interacción entre el cerebro en desarrollo y las hormonas sexuales a las que está expuesto el feto antes del nacimiento; por otro lado, según los resultados del trabajo, la transexualidad masculina parece ser algo totalmente independiente de las hormonas tomadas durante la edad adulta y de su orientación sexual. Estas conclusiones hacen tambalear la idea de que los transexuales no nacen, sino que son un producto de la sociedad.
Para asegurarse de que esta zona BSTc era la responsable del estado transexual por sí sola, el equipo de Zhou realizó otras comprobaciones. Por un lado, se aseguró de que el tamaño de los BSTc de hombres homosexuales y heterosexuales era parecido, y de que no había ninguna diferencia que relacionara a esta zona con la orientación sexual de los transexuales. Tampoco encontró diferencias estructurales entre los transexuales tardíos y los que se dieron cuenta de su condición a una temprana edad, lo que reforzó la idea de que esta región cerebral tampoco está relacionada con la edad a la que se hace evidente.
En realidad, es bien poco lo que se conoce del cerebro y queda mucho por averiguar. Tal y como apuntó uno de los colaboradores de Zhou, el profesor Louis Gooren, durante las jornadas sobre «La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales» celebradas en Madrid, ni siquiera hay consenso sobre si las regiones halladas por LeVay en el cerebro de los homosexuales son las responsables del dimorfismo sexual.
En cualquier caso, lo que sí han logrado estos estudios neurológicos es empezar a romper los rígidos esquemas con los que se ha venido clasificando el sexo. Y los afectados, si es que se puede llamar afectados a los que se identifican con una u otra situación, empiezan a reivindicar con más fuerza que nunca que se les trate como iguales.
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