07 marzo 2006

Caso de Maria Jesús Lastra, una de las primeras voces visibles para derechos transexuales prisiones

Noticia extraída de Carla Antonelli

María Jesús Lastra entra en el módulo de mujeres pese a conservar los genitales masculinos. Prisiones atiende su reivindicación y primará la identidad de género y no los órganos sexuales.

Voz de Asturias-.
Seis de los 1.300 reclusos que hay ingresados en el centro penitenciario de Villabona han declarado abiertamente su condición como transexuales, pero sólo María Jesús Lastra Lamar ha emprendido una batalla en los tribunales de justicia para reclamar su derecho a convivir entre las reclusas.
El pasado mes de enero, la interna gijonesa logró un hito en la institución penitenciaria al conseguir el respaldo de la Audiencia Provincial de Oviedo para su traslado al módulo 10, exclusivo de mujeres, a pesar de que no se ha sometido a intervención quirúrgica alguna para operarse los genitales masculinos con los que nació y a que en su carnet de identidad y en todos los documentos oficiales sigue figurando oficialmente como un varón.

Su lucha se ha visto recompensada no sólo con el prurito personal de ver que los funcionarios no podrán retirarle las prendas femeninas ni las pinturas del maquillaje con el que habitualmente sale de la celda, sino que además ha conseguido cambiar la tendencia de Instituciones Penitenciarias en el tratamiento al colectivo transexual.

PROBLEMAS EMOCIONALES La directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, está especialmente sensibilizada con este tema. Al parecer, el departamento que dirige está elaborando una circular con la que dará un espaldarazo definitivo a los derechos de los presos transexuales a estar en el módulo que le corresponda a su verdadera identidad de género, independientemente de sus órganos sexuales.

La situación emocional de estas reclusas es compleja. El ejemplo más claro es el de María Jesús Lastra Lamar, que preside en Asturias el colectivo transexual Soy como soy . La interna vive en una perpetua dualidad. Conserva los genitales masculinos, aunque su apariencia externa es más femenina, al haber desarrollado el pecho con el tratamiento hormonal que ha seguido en el centro penitenciario con el apoyo del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. Su filiación siempre responde al género masculino, tanto en el carnet de identidad como en los documentos oficiales y, por supuesto, en su expediente penitenciario, pero en la práctica convive, a diario, entre las reclusas.

CACHEOS Si la circular de Instituciones Penitenciarias cristaliza y se da traslado a todas las direcciones de las cárceles del país de las nuevas instrucciones, el colectivo transexual habrá logrado que, por primera vez, se prime su identidad psíquica por encima de la física o legal.

El psicólogo de Villabona ya emitió un informe, que fue incorporado a la causa que permitió a la Audiencia Provincial de Oviedo posicionarse a favor del traslado de módulo para Lastra Lamar, donde resalta que la interna presenta un malestar "persistente con su propio sexo, un sentimiento de inadecuación con su rol".

El objetivo de María Jesús Lastra es, a juicio del psicólogo, "parecerse al otro sexo y esa alteración --señala-- le provoca un malestar clínicamente significativo y un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo". Además, reconoce que desde un punto de vista "conductual y emocional", la reclusa está más cerca "del género femenino que del masculino".

El auto de la Audiencia Provincial llevó a la dirección del centro penitenciario a dictar una circular destinada a las funcionarias del departamento donde se contemplaba las medidas que debían adoptar a la hora de tratar con la interna y donde pedía que los cacheos a los que tuviera que ser sometida se realizaran únicamente "con medios electrónicos" y nunca de forma manual.

María Jesús Lastra, que ha estado ingresada en Villabona de forma intermitente para cumplir condena por delitos de robo y hurto, ha anunciado ya que apoyará al resto de los presos que quieran secundar su iniciativa en la cárcel asturiana.

MINIFALDA CON LOS HOMBRES

Hace casi una década, María Jesús Lastra aguantaba los insultos y las risas de sus compañeros de módulo que veían, día tras día, cómo emprendía una lucha en solitario con la dirección de Villabona para que no le retiraran las minifaldas con las que trataba de lucir pierna y las pinturas de maquillaje con las que se retocaba la cara y que, en más de una ocasión, le escondieron los propios presos.

Los sucesivos autos dictados por el juzgado de Vigilancia Penitenciaria que le respaldó, primero para que vistiera prendas femeninas siempre y cuando guardaran el suficiente "decoro" y no atentaran contra "el pudor" y más tarde para que pudiera seguir un tratamiento hormonal dentro del centro penitenciario han marcado un hito en la institución penitenciaria.

El pasado mes de enero se convirtió en el primer preso transexual sin operar que lograba ingresar en un módulo exclusivo de mujeres en España
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