(Argentina)SentidoG-.
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A 31 años después del golpe más sangriento de la historia Argentina , cuando ya nadie pone en duda el carácter genocida de la dictadura militar y cuando muchxs de las/os que hoy claman por los derechos humanos prefieren olvidar viejos silencios y complicidades, nos gustaría hacer alguna reflexión sobre las consecuencias del golpe sobre las luchas populares encaradas con alguna perspectiva de género, ya que la dictadura representó un genocidio humano y económico, pero también una masacre de las luchas, incluidas las de género.
La finalidad del golpe de estado fue la de desarticular la lucha popular organizada, única manera de imponer un plan económico que aún perdura y cuyas consecuencias sociales son por todas/os conocidas. El secuestro, la tortura, el robo de niñas/os como botín de guerra, la desaparición forzada de personas y los asesinatos masivos no fueron sino las condiciones necesarias para imponer un liberalismo salvaje a la medida del salvajismo de los dictadores y de los sectores civiles que promovieron el golpe de estado y se enriquecieron a la sombra de los fusiles.
En materia de género, la dictadura representó un duro golpe que todavía no fue debidamente reconocido, porque desarticuló y produjo un estancamiento en los movimientos feministas y de liberación homosexual que venían desarrollándose desde la década anterior. Se produjo un enorme retroceso, imponiéndose roles de género tradicionales, que relegaban a las mujeres a espacios domésticos y les demandaban una actitud pasiva en todo. La Iglesia fue erigida en la autoridad moral que determinaba roles y modos de comportamiento y vinculación para todos/as los hombres y las mujeres.
En Argentina, a tono con el origen y desarrollo en otros países de los movimientos feminista y de gays y lesbianas, y en gran parte por la creciente incorporación de mujeres en el mercado de trabajo a partir de la década del 50, se conforman reuniones de reflexión sobre la cuestión feminista. Sin embargo, al analizar el desarrollo de reflexiones y reivindicaciones feministas en la década del ´70 no podemos limitarnos en nuestro país sólo a la existencia de organizaciones de mujeres claramente embanderadas con el feminismo, sin atender al proceso, individual y político, que la gran cantidad de mujeres militantes en los sectores de izquierda hicieron, truncado de la manera más violenta y cruel por la dictadura. Es una deuda pendiente el abordar seriamente los cuestionamientos de género que comenzaron a surgir a partir de la intensa y comprometida participación de estas mujeres en los movimientos políticos y sociales de las décadas de los ´60 y ´70, necesarios para la recomposición del movimiento feminista desde 1983 en adelante.
La cuestión homosexual en nuestro país, se había manifestado públicamente en 1968 mediante la publicación de una revista llamada "Nuestro Mundo", y con el posterior surgimiento, en 1971 del Frente de Liberación Homosexual (FLH), que intentó plasmar las reivindicaciones homosexuales en la sociedad de los ´70. Sin embargo, tanto para las feministas como para homosexuales, el enemigo principal era la Iglesia con su enorme poder.
El golpe de Estado fue una alianza de sectores reaccionarios en lo social con sectores liberales en lo económico. En los siete años que duró la dictadura, todos estos movimientos fueron fuertemente golpeados hasta ser casi aniquilados. Las/os principales referentes del FLH tuvieron que partir al exilio. Tal fue el caso de Néstor Perlongher (exiliado en Brasil) o Blas Matamoro y Héctor Anabitarte (exiliados en España).
El secuestro y desaparición de personas frenó las reivindicaciones de toda clase, sobre todo de las feministas y los/as homosexuales, que no sólo eran blanco de los militares en términos de represión política y desaparición física, sino que sufrieron también el embate del discurso religioso y conservador de la Junta a nivel social, que se plasmó en todas las instituciones (escuelas, legislación, iglesia, etc.), y que significó un terrible retroceso en cuanto a la lucha por el reconocimiento de la diversidad sexual, de los derechos sexuales y reproductivos, del derecho al aborto, etc. La sociedad argentina debió marchar al paso de las botas militares, que querían mujeres amas de casa, madres y sobre todo sometidas. Los hombres debían ser machos heterosexuales. Las lesbianas en este esquema no existían. Las travestis tampoco.
En la oscuridad, mientras tanto, las mujeres y las/os militantes homosexuales sufrían el ensañamiento de la tortura sobre sus cuerpos focalizada en su sexualidad y genitalidad. El trato que recibieron las personas homosexuales –se calcula que hay alrededor de 400 desaparecidas/os-, fue especialmente sádico y violento, y las mujeres eran sometidas a violaciones y humillaciones sexuales sistemáticas. La apropiación del cuerpo de las mujeres se extendió también, al nacer sus hijas/os en cautiverio, a ellas/os, en lo que hoy sabemos que fue un método sistemático de robo de niñas/os.
Aun con el fin de la dictadura, la homofobia se hizo su espacio, ya que en el informe oficial de la CONADEP, el "Nunca Más", el trato "especial" hacia las personas gltb fue silenciado e invisibilizado, por presiones del ala católica de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), con la anuencia de otros organismos . En el mismo informe, se detalla que las mujeres fueron el 30 por ciento de las/os desaparecidas/os, y el 3eran mujeres que estaban embarazadas.
Mientras tanto, la resistencia también comenzaba a gestarse con un sesgo de género. Por diversos motivos, entre los que se encontraba la idea -luego refutada- de que no se llevarían mujeres, las madres de las/os desaparecidas/os, que habían comenzado individualmente la búsqueda de sus hijas/os, comenzaron a convocarse y a marchar en Plaza de Mayo. El sábado 30 de abril de 1977, trece mujeres se reunieron en Plaza. Se habían conocido y reconocido en las oficinas a las que acudían buscando información. Luego comenzaron a encontrarse los jueves, y la orden de no permanecer quietas y circular, fue la que finalmente dio origen a las rondas alrededor de la pirámide, que recorrerían el mundo y abrirían los ojos, en nuestro país y en el exterior, a lo que muchas/os no querían ver. Su vida cotidiana (en su mayoría eran "amas de casa") fue trasnformada y atravesada por un violento ingreso a la militancia y al ámbito público .
Hoy
Con el fin de la dictadura, se reorganizó la lucha y se conquistaron algunas reivindicaciones que beneficiaban a los sectores medios y altos. En la década del ´80 se legalizó el divorcio vincular y la igualdad de las/os hijas/os nacidas/os dentro del matrimonio y fuera de él. Pero las discusiones que se daban en los ´60 no obtuvieron más respuesta que la represión, y es así como hoy en día se está todavía discutiendo sobre la educación sexual en los colegios, sobre la pastillas anticonceptivas gratuitas y la legalización del aborto libre, seguro y gratuito, reivindicaciones que en otros países son incuestionables. Es también en esa época que gays, lesbianas y travestis tienen que iniciar el lento camino de la visibilidad frente a una sociedad influenciada por la visión militar de las minorías sexuales.
El actual gobierno quiere hacerse pasar por heredero de los movimientos que fueron destruidos por el golpe militar. Mientras realiza actos simbólicos como la transformación de la ESMA en museo o decretar el 24 de marzo como feriado nacional (a pesar de la férrea oposición de la mayoría de los organismos de derechos humanos), es el continuador del modelo económico impuesto por Martínez de Hoz. En treinta años poco ha cambiado, la desigualdad entre ricas/os y pobres se profundiza día a día y los derechos humanos siguen siendo violados. Una muestra de ello es la "cacería" y encarcelamiento -sin pruebas- de sindicalistas combativos del petróleo en la Provincia de Santa Cruz, la tierra de Kirchner, y el hostigamiento a sus familias. Esta política gatopardista cambia todo pero solamente para que todo siga igual. En los medios masivos nacionales e internacionales se anuncia que Kirchner se pelea con todos los explotadores, pero a la hora de la verdad sigue las indicaciones de los organismos internacionales. Discute con el FMI, pero le paga la deuda que generaron los militares y acrecentaron todos los gobiernos que le siguieron, supuestamente "democráticos", y cuyo resultado es el hambre del pueblo.
La lucha contra la dictadura y por los derechos humanos, hoy, no está en los homenajes solemnes que pronuncian los políticos representantes del gran capital, ni en los feriados nacionales, ni en las frases altisonantes de quienes ocupan la política. La lucha contra la dictadura y por los derechos humanos está en la lucha cotidiana del pueblo contra la explotación de clase y la opresión patriarcal. Y, desde las reivindicaciones de género, está en cada mujer que aborta clandestinamente a pesar de los mandatos de la Iglesia. Está en las personas que luchan por la legalización del aborto. Está en la lucha por los anticonceptivos gratuitos. Está en la lucha contra la violencia de género. En la lucha contra la mercantilización de los cuerpos y la alienación de las personas que significa la prostitución. Está en cada gltttb que se niega a ser la escoria de la sociedad y a ocupar el lugar que le quieren asignar los medios.
El mejor homenaje a las/os desaparecidas/os de ayer no está en los bronces, sino en la lucha de un pueblo que no se resigna. En el latir de cada lucha de hoy, laten la pasión, el compromiso y la esperanza de las/os 30.000.
El saldo que dejo la más sangrienta dictadura que sufrió la Argentina fue de 30.000 compañeros y compañeras detenidxs-desaparecidas/os, lo mejor de la generación de los ´70 fue exterminada sistemáticamente.
Pero este 24 de marzo nos encontrará en las calles, luchando y rebelándonos. Juntas y juntos hoy para decir NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS. JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS RESPONSABLES Y SUS COMPLICES. SEGUIMOS EN LA LUCHA POR EL MUNDO QUE SOÑARON LAS/OS 30.000
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A 31 años después del golpe más sangriento de la historia Argentina , cuando ya nadie pone en duda el carácter genocida de la dictadura militar y cuando muchxs de las/os que hoy claman por los derechos humanos prefieren olvidar viejos silencios y complicidades, nos gustaría hacer alguna reflexión sobre las consecuencias del golpe sobre las luchas populares encaradas con alguna perspectiva de género, ya que la dictadura representó un genocidio humano y económico, pero también una masacre de las luchas, incluidas las de género.
La finalidad del golpe de estado fue la de desarticular la lucha popular organizada, única manera de imponer un plan económico que aún perdura y cuyas consecuencias sociales son por todas/os conocidas. El secuestro, la tortura, el robo de niñas/os como botín de guerra, la desaparición forzada de personas y los asesinatos masivos no fueron sino las condiciones necesarias para imponer un liberalismo salvaje a la medida del salvajismo de los dictadores y de los sectores civiles que promovieron el golpe de estado y se enriquecieron a la sombra de los fusiles.
En materia de género, la dictadura representó un duro golpe que todavía no fue debidamente reconocido, porque desarticuló y produjo un estancamiento en los movimientos feministas y de liberación homosexual que venían desarrollándose desde la década anterior. Se produjo un enorme retroceso, imponiéndose roles de género tradicionales, que relegaban a las mujeres a espacios domésticos y les demandaban una actitud pasiva en todo. La Iglesia fue erigida en la autoridad moral que determinaba roles y modos de comportamiento y vinculación para todos/as los hombres y las mujeres.
En Argentina, a tono con el origen y desarrollo en otros países de los movimientos feminista y de gays y lesbianas, y en gran parte por la creciente incorporación de mujeres en el mercado de trabajo a partir de la década del 50, se conforman reuniones de reflexión sobre la cuestión feminista. Sin embargo, al analizar el desarrollo de reflexiones y reivindicaciones feministas en la década del ´70 no podemos limitarnos en nuestro país sólo a la existencia de organizaciones de mujeres claramente embanderadas con el feminismo, sin atender al proceso, individual y político, que la gran cantidad de mujeres militantes en los sectores de izquierda hicieron, truncado de la manera más violenta y cruel por la dictadura. Es una deuda pendiente el abordar seriamente los cuestionamientos de género que comenzaron a surgir a partir de la intensa y comprometida participación de estas mujeres en los movimientos políticos y sociales de las décadas de los ´60 y ´70, necesarios para la recomposición del movimiento feminista desde 1983 en adelante.
La cuestión homosexual en nuestro país, se había manifestado públicamente en 1968 mediante la publicación de una revista llamada "Nuestro Mundo", y con el posterior surgimiento, en 1971 del Frente de Liberación Homosexual (FLH), que intentó plasmar las reivindicaciones homosexuales en la sociedad de los ´70. Sin embargo, tanto para las feministas como para homosexuales, el enemigo principal era la Iglesia con su enorme poder.
El golpe de Estado fue una alianza de sectores reaccionarios en lo social con sectores liberales en lo económico. En los siete años que duró la dictadura, todos estos movimientos fueron fuertemente golpeados hasta ser casi aniquilados. Las/os principales referentes del FLH tuvieron que partir al exilio. Tal fue el caso de Néstor Perlongher (exiliado en Brasil) o Blas Matamoro y Héctor Anabitarte (exiliados en España).
El secuestro y desaparición de personas frenó las reivindicaciones de toda clase, sobre todo de las feministas y los/as homosexuales, que no sólo eran blanco de los militares en términos de represión política y desaparición física, sino que sufrieron también el embate del discurso religioso y conservador de la Junta a nivel social, que se plasmó en todas las instituciones (escuelas, legislación, iglesia, etc.), y que significó un terrible retroceso en cuanto a la lucha por el reconocimiento de la diversidad sexual, de los derechos sexuales y reproductivos, del derecho al aborto, etc. La sociedad argentina debió marchar al paso de las botas militares, que querían mujeres amas de casa, madres y sobre todo sometidas. Los hombres debían ser machos heterosexuales. Las lesbianas en este esquema no existían. Las travestis tampoco.
En la oscuridad, mientras tanto, las mujeres y las/os militantes homosexuales sufrían el ensañamiento de la tortura sobre sus cuerpos focalizada en su sexualidad y genitalidad. El trato que recibieron las personas homosexuales –se calcula que hay alrededor de 400 desaparecidas/os-, fue especialmente sádico y violento, y las mujeres eran sometidas a violaciones y humillaciones sexuales sistemáticas. La apropiación del cuerpo de las mujeres se extendió también, al nacer sus hijas/os en cautiverio, a ellas/os, en lo que hoy sabemos que fue un método sistemático de robo de niñas/os.
Aun con el fin de la dictadura, la homofobia se hizo su espacio, ya que en el informe oficial de la CONADEP, el "Nunca Más", el trato "especial" hacia las personas gltb fue silenciado e invisibilizado, por presiones del ala católica de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), con la anuencia de otros organismos . En el mismo informe, se detalla que las mujeres fueron el 30 por ciento de las/os desaparecidas/os, y el 3eran mujeres que estaban embarazadas.
Mientras tanto, la resistencia también comenzaba a gestarse con un sesgo de género. Por diversos motivos, entre los que se encontraba la idea -luego refutada- de que no se llevarían mujeres, las madres de las/os desaparecidas/os, que habían comenzado individualmente la búsqueda de sus hijas/os, comenzaron a convocarse y a marchar en Plaza de Mayo. El sábado 30 de abril de 1977, trece mujeres se reunieron en Plaza. Se habían conocido y reconocido en las oficinas a las que acudían buscando información. Luego comenzaron a encontrarse los jueves, y la orden de no permanecer quietas y circular, fue la que finalmente dio origen a las rondas alrededor de la pirámide, que recorrerían el mundo y abrirían los ojos, en nuestro país y en el exterior, a lo que muchas/os no querían ver. Su vida cotidiana (en su mayoría eran "amas de casa") fue trasnformada y atravesada por un violento ingreso a la militancia y al ámbito público .
Hoy
Con el fin de la dictadura, se reorganizó la lucha y se conquistaron algunas reivindicaciones que beneficiaban a los sectores medios y altos. En la década del ´80 se legalizó el divorcio vincular y la igualdad de las/os hijas/os nacidas/os dentro del matrimonio y fuera de él. Pero las discusiones que se daban en los ´60 no obtuvieron más respuesta que la represión, y es así como hoy en día se está todavía discutiendo sobre la educación sexual en los colegios, sobre la pastillas anticonceptivas gratuitas y la legalización del aborto libre, seguro y gratuito, reivindicaciones que en otros países son incuestionables. Es también en esa época que gays, lesbianas y travestis tienen que iniciar el lento camino de la visibilidad frente a una sociedad influenciada por la visión militar de las minorías sexuales.
El actual gobierno quiere hacerse pasar por heredero de los movimientos que fueron destruidos por el golpe militar. Mientras realiza actos simbólicos como la transformación de la ESMA en museo o decretar el 24 de marzo como feriado nacional (a pesar de la férrea oposición de la mayoría de los organismos de derechos humanos), es el continuador del modelo económico impuesto por Martínez de Hoz. En treinta años poco ha cambiado, la desigualdad entre ricas/os y pobres se profundiza día a día y los derechos humanos siguen siendo violados. Una muestra de ello es la "cacería" y encarcelamiento -sin pruebas- de sindicalistas combativos del petróleo en la Provincia de Santa Cruz, la tierra de Kirchner, y el hostigamiento a sus familias. Esta política gatopardista cambia todo pero solamente para que todo siga igual. En los medios masivos nacionales e internacionales se anuncia que Kirchner se pelea con todos los explotadores, pero a la hora de la verdad sigue las indicaciones de los organismos internacionales. Discute con el FMI, pero le paga la deuda que generaron los militares y acrecentaron todos los gobiernos que le siguieron, supuestamente "democráticos", y cuyo resultado es el hambre del pueblo.
La lucha contra la dictadura y por los derechos humanos, hoy, no está en los homenajes solemnes que pronuncian los políticos representantes del gran capital, ni en los feriados nacionales, ni en las frases altisonantes de quienes ocupan la política. La lucha contra la dictadura y por los derechos humanos está en la lucha cotidiana del pueblo contra la explotación de clase y la opresión patriarcal. Y, desde las reivindicaciones de género, está en cada mujer que aborta clandestinamente a pesar de los mandatos de la Iglesia. Está en las personas que luchan por la legalización del aborto. Está en la lucha por los anticonceptivos gratuitos. Está en la lucha contra la violencia de género. En la lucha contra la mercantilización de los cuerpos y la alienación de las personas que significa la prostitución. Está en cada gltttb que se niega a ser la escoria de la sociedad y a ocupar el lugar que le quieren asignar los medios.
El mejor homenaje a las/os desaparecidas/os de ayer no está en los bronces, sino en la lucha de un pueblo que no se resigna. En el latir de cada lucha de hoy, laten la pasión, el compromiso y la esperanza de las/os 30.000.
El saldo que dejo la más sangrienta dictadura que sufrió la Argentina fue de 30.000 compañeros y compañeras detenidxs-desaparecidas/os, lo mejor de la generación de los ´70 fue exterminada sistemáticamente.
Pero este 24 de marzo nos encontrará en las calles, luchando y rebelándonos. Juntas y juntos hoy para decir NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS. JUICIO Y CASTIGO A TODOS LOS RESPONSABLES Y SUS COMPLICES. SEGUIMOS EN LA LUCHA POR EL MUNDO QUE SOÑARON LAS/OS 30.000
NOTAS
(1) El golpe del 24 de marzo de 1976 destituyó a Isabel Martínez de Perón para reemplazarla por la junta de comandantes integrada por el Teniente Gral. Jorge Rafael Videla, el Almirante Eduardo Emilio Massera y el Brigadier Gral. Orlando R. Agosti. La junta designó como presidente de facto a Jorge Rafael Videla y así comenzó el "Proceso de Reorganización Nacional", que impuso el terrorismo de estado y se cobró la vida de 30.000 hombres y mujeres, sin contar aquellas/os que fueron encarceladas/os sin juicio previo y las/os miles que tuvieron que partir al exilio. Además del secuestro forzado, existió otro plan: la apropiación sistemática de niñas/os. Las/os niñas/os eran robadas/os a las madres que parían en los centros clandestinos de detención o eran secuestradas/os junto a sus padres y madres, para luego ser inscriptos como hijas/os propias/os por muchos miembros de la represión, por sus allegadas/os, vendidas/os o abandonadas/os en institutos.
(2) La figura principal de esta orientación económica fue Martínez de Hoz, terrateniente y Ministro de Economía que impuso la primacía del capitalismo financiero sobre el industrial, destruyendo la industria nacional mediante la apertura indiscriminada a las importaciones. Durante este período, la deuda empresaria, la deuda externa pública y privada se duplicaron
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(3) El contexto mundial. El mundo de la segunda post guerra comienza de manera particular para millones de mujeres. En Europa, las destrucciones materiales de la Segunda Guerra y la enorme masacre de personas que produjo (20 millones de civiles muertos) obligó a los gobiernos a fomentar el trabajo femenino. En Estados Unidos ocurrió algo similar por el desarrollo de la economía durante la guerra. La contienda permitió a dicho país salir de la crisis del ´29 y transformarse en una potencia industrial. Al mismo tiempo que esto ocurría, se imponía en casi todos los países el derecho a voto para las mujeres. Esta vieja reivindicación feminista es alcanzada después de una incansable lucha, pero su éxito es el preludio de una nueva época ya que una vez alcanzado ese derecho, la realidad muestra las insuficiencias de limitarse a solicitar el derecho a voto. Millones de mujeres se dan cuenta de que cada cierta cantidad de tiempo pueden votar a un candidato, casi siempre varón mientras que el trabajo hogareño continúa siendo responsabilidad de ellas, el régimen patrimonial del matrimonio no se modifica, el acceso a la educación en igual de condiciones y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo tampoco. En definitiva, su situación no se modificó en lo cotidiano.
A partir de ese momento se inicia una nueva etapa feminista (la llamada segunda ola), que va a surgir a partir de obras como El Segundo Sexo de Simone de Bauvoir, publicado en 1948. Tímidamente durante la década del ´50 y de manera más fuerte durante la década siguiente, las mujeres de los países occidentales van a realizar una crítica al sistema que les niega el placer, que las pone en el lugar de reproductoras de la especie y que les "adjudica" el trabajo en el hogar. Esto va a dar lugar a la militancia feminista que inicia su lucha mediante la concientización de las mujeres a partir de grupos de reflexión. Esta militancia feminista logra imponer la legalización de la pastilla anticonceptiva, el derecho al divorcio en los países en los que no existía e incluso el derecho al aborto en algunos lugares. En cuanto a las reivindicaciones homosexuales, el punto de quiebre va a ser la revuelta de Stonewall. En 1969, la policía, como ya era costumbre, decide realizar una razzia en un bar de Nueva York frecuentado por travestis y gays, quienes deciden que esa vez era suficiente. Los policías son expulsados por las/os clientes y cuando la policía intenta reprimir y ocupar la zona son resistidos, dando inicio a una revuelta que dura tres días y se exitiende a todo el barrio. El siguiente año se realiza la primera marcha del orgullo gay como recordatorio de esas jornadas.
Fuente: www.lafogata.org