La Opinión Digital-.
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Holly Woodlawn (fotografía) casi fue nominada para un Oscar.
En el aniversario de la muerte del artista, Nueva York recuerda a Holly Woodlawn
NUEVA YORK-. Estuvo a punto de ser nominada al Oscar en 1970 y contrario a varios que integraron la famosa "factoría" de Andy Warhol, la actriz transexual puertorriqueña Holly Woodlawn, ha sobrevivido los embates de la vida con pasión y mucho humor.
Woodlawn ha vuelto a Nueva York para un tributo —junto a otras estrellas de Warhol— dentro del marco de la conmemoración del 20 aniversario de la muerte del legendario artista del arte pop.
Holly Woodlawn, nació hace 60 años en el municipio de Juana Díaz (sur de Puerto Rico), el 26 de octubre. Su padre, un soldado estadounidense de ascendencia alemana, abandonó a la madre de Holly cuando él tenía 2 años. Aminta, su mamá, se embarcó a Nueva York y dejó al entonces pequeño H. (Trans_Bitacora, se reseverva no nombrar el nombre anterior de las personas transexuales) al cuidado de su "abuela, ocho tías, un tío, varios primos, y algunas gallinas y cerdos", recuerda.
Aunque apenas habla bien el español (pero sabe todas las groserías), Holly creció con las películas mexicanas de María Félix, Libertad Lamarque y Lola Flores.
"Mi corazón palpitaba cada vez que la veía [a Flores] en el Teatro Plaza de Puerto Rico, confiesa en su autobiografía A Low Life in High Heels, título que ella traduce al español como "La basura en tacones".
En 1951, Holly se reencuentra con su madre quien para entonces ya estaba casada con Joseph Ajzenberg, un judíoamericano que la adopta oficialmente varios años después. Aunque por un tiempo vivió en Miami, a los 15 años Holly huyó a Nueva York, odisea que quedó grabada en la canción Walk on the Wild Side, del legendario rockero estadounidense Lou Reed.
Tras varios años subsistiendo en las calles de esta ciudad, un día recibió una llamada del incipiente director de cine Paul Morrissey quien, llevado por los comentarios de Andy Warhol —que ya la había conocido poco antes durante la proyección de su filme Flesh en el club Max’s Kansas City— la invitó a participar en su película Trash, junto al joven actor Joe Dallesandro.
En 1970, bajo la dirección de Morrisey y la producción de Warhol, Holly filmó Trash, cinta que trata sobre un drogadicto (Dallesandro) y su novia (Woodlawn), una mujer que recoge en la calle e intenta desesperadamente vivir del welfare.
"Me pagaron 25 dólares por día [durante una semana], nadie sabía que iba a ser tan grande", cuenta vía telefónica, desde su casa en California, antes de viajar a Nueva York.
La película la catapultó a la fama y tal fue su impacto que el cineasta George Cukor realizó una campaña para que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, incluyera a la boricua entre las nominadas al Oscar ese año.
Actores y actrices como Bette Davis, reconocían la excepcional actuación de la puertorriqueña y otros, como Ben Gazzara y Joan Woodward, hasta firmaron una petición oficial que Cukor circuló en Hollywood. Al final Holly no fue nominada.
"Eran otros tiempos", dice ella, sin asomo de queja.
Sin embargo, esta fama instantánea le trajo a Holly un sinnúmero de oportunidades y lujos a los que ella no estaba acostumbrada. El nuevo descubrimiento de Warhol vivía entonces en un apartamentucho en el Lower East Side con su amiga transexual Jackie Curtis, ya fallecida.
"Al principio yo lo único que quería era ganar dinero, beber y drogarme", señala sin asomo de remordimiento. "Pero de pronto comenzaron las fiestas, las limusinas a buscarme y a conocer a todas las estrellas...", añade.
Su fama la hizo codearse con artistas como Janis Joplin, Jimi Hendrix, Mick Jagger, Roger Vadim, Federico Fellini, John Lennon, Yoko Ono, Divine, y Jim Morrison (en su libro dice se besó con él), entre otros tantos famosos de la época.
Para ese entonces algunos integrantes de la "factoría" de Warhol comenzaban a pagar las consecuencias de sus desmadres. Nico, Eddie Sedwick (actualmente se proyecta la cinta Factory Girl, sobre su historia) y Andrea Whips Feldman sucumbían a las drogas y el suicidio. Holly apenas entraba a ese mundo de Warhol.
Tras filmar con Morrisey la película Women in Revolt (1971) Holly suplanta a Candy Darling, otra estrella transexual de Warhol, en una obra que ésta presentaba en el teatro La Mamma. También actuó en un espectáculo junto a su íntima amiga Jackie en el Lincoln Center.
No obstante el aparente éxito, la vida de Holly daba traspiés. En una ocasión fue apresada en Puerto Rico bajo cargos de robo y, años después, volvió a la cárcel en Nueva York tras no cumplir con su libertad condicional.
Determinada a cambiar el rumbo de su vida Holly se marcha a San Francisco pero regresa nuevamente a Nueva York. Era el final de los 70 y la música disco retumbaba por las cuatro esquinas de la ciudad. La discoteca Studio 54 era el lugar de moda de los famosos, y la droga y el sexo inundaba la pista de baile.
"En una ocasión tenía un vestido de chifón sin manguillos que terminó colgado a nivel de mis piernas", recuerda en su libro Holly.
El principio del fin de esta época de excesos comenzó para ella, primero con la muerte de su amiga Jackie en 1985 y luego con la de Warhol, dos años después.
"Cuando murió Jackie sentí una gran pérdida", expresa Holly. "Cuando murió Andy pensé que tenía que escapar", añade.
Su huida la llevó a California donde reside desde entonces.
A pesar de que Holly ha realizado una que otra intervención en el cine, trabaja ferozmente con un productor en la redacción del guión final de una película basada en su vida.
"Es mi vida y quiero que se haga bien, que todo esté correcto; yo nací en Puerto Riiiiiiiico", dice soltando una carcajada.
Esta obsesión le vino de la no muy buena experiencia con Madonna quien intentó hacer la versión cinematográfica de su libro, pero no se realizó.
Finalmente, se mostró feliz de estar viva y poder regresar a Nueva York para el tributo a Andy Warhol en el hotel Gershwin.
"En los 90 hubo este vacío por la pérdida de tantos artistas gay y ahora tenemos que apoyar a la nueva generación. Ha cambiado todo desde entonces, pero hay tantos jóvenes talentosos", finaliza diciendo la última superestrella de Warhol.
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Holly Woodlawn (fotografía) casi fue nominada para un Oscar.
En el aniversario de la muerte del artista, Nueva York recuerda a Holly Woodlawn
NUEVA YORK-. Estuvo a punto de ser nominada al Oscar en 1970 y contrario a varios que integraron la famosa "factoría" de Andy Warhol, la actriz transexual puertorriqueña Holly Woodlawn, ha sobrevivido los embates de la vida con pasión y mucho humor.
Woodlawn ha vuelto a Nueva York para un tributo —junto a otras estrellas de Warhol— dentro del marco de la conmemoración del 20 aniversario de la muerte del legendario artista del arte pop.
Holly Woodlawn, nació hace 60 años en el municipio de Juana Díaz (sur de Puerto Rico), el 26 de octubre. Su padre, un soldado estadounidense de ascendencia alemana, abandonó a la madre de Holly cuando él tenía 2 años. Aminta, su mamá, se embarcó a Nueva York y dejó al entonces pequeño H. (Trans_Bitacora, se reseverva no nombrar el nombre anterior de las personas transexuales) al cuidado de su "abuela, ocho tías, un tío, varios primos, y algunas gallinas y cerdos", recuerda.
Aunque apenas habla bien el español (pero sabe todas las groserías), Holly creció con las películas mexicanas de María Félix, Libertad Lamarque y Lola Flores.
"Mi corazón palpitaba cada vez que la veía [a Flores] en el Teatro Plaza de Puerto Rico, confiesa en su autobiografía A Low Life in High Heels, título que ella traduce al español como "La basura en tacones".
En 1951, Holly se reencuentra con su madre quien para entonces ya estaba casada con Joseph Ajzenberg, un judíoamericano que la adopta oficialmente varios años después. Aunque por un tiempo vivió en Miami, a los 15 años Holly huyó a Nueva York, odisea que quedó grabada en la canción Walk on the Wild Side, del legendario rockero estadounidense Lou Reed.
Tras varios años subsistiendo en las calles de esta ciudad, un día recibió una llamada del incipiente director de cine Paul Morrissey quien, llevado por los comentarios de Andy Warhol —que ya la había conocido poco antes durante la proyección de su filme Flesh en el club Max’s Kansas City— la invitó a participar en su película Trash, junto al joven actor Joe Dallesandro.
En 1970, bajo la dirección de Morrisey y la producción de Warhol, Holly filmó Trash, cinta que trata sobre un drogadicto (Dallesandro) y su novia (Woodlawn), una mujer que recoge en la calle e intenta desesperadamente vivir del welfare.
"Me pagaron 25 dólares por día [durante una semana], nadie sabía que iba a ser tan grande", cuenta vía telefónica, desde su casa en California, antes de viajar a Nueva York.
La película la catapultó a la fama y tal fue su impacto que el cineasta George Cukor realizó una campaña para que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, incluyera a la boricua entre las nominadas al Oscar ese año.
Actores y actrices como Bette Davis, reconocían la excepcional actuación de la puertorriqueña y otros, como Ben Gazzara y Joan Woodward, hasta firmaron una petición oficial que Cukor circuló en Hollywood. Al final Holly no fue nominada.
"Eran otros tiempos", dice ella, sin asomo de queja.
Sin embargo, esta fama instantánea le trajo a Holly un sinnúmero de oportunidades y lujos a los que ella no estaba acostumbrada. El nuevo descubrimiento de Warhol vivía entonces en un apartamentucho en el Lower East Side con su amiga transexual Jackie Curtis, ya fallecida.
"Al principio yo lo único que quería era ganar dinero, beber y drogarme", señala sin asomo de remordimiento. "Pero de pronto comenzaron las fiestas, las limusinas a buscarme y a conocer a todas las estrellas...", añade.
Su fama la hizo codearse con artistas como Janis Joplin, Jimi Hendrix, Mick Jagger, Roger Vadim, Federico Fellini, John Lennon, Yoko Ono, Divine, y Jim Morrison (en su libro dice se besó con él), entre otros tantos famosos de la época.
Para ese entonces algunos integrantes de la "factoría" de Warhol comenzaban a pagar las consecuencias de sus desmadres. Nico, Eddie Sedwick (actualmente se proyecta la cinta Factory Girl, sobre su historia) y Andrea Whips Feldman sucumbían a las drogas y el suicidio. Holly apenas entraba a ese mundo de Warhol.
Tras filmar con Morrisey la película Women in Revolt (1971) Holly suplanta a Candy Darling, otra estrella transexual de Warhol, en una obra que ésta presentaba en el teatro La Mamma. También actuó en un espectáculo junto a su íntima amiga Jackie en el Lincoln Center.
No obstante el aparente éxito, la vida de Holly daba traspiés. En una ocasión fue apresada en Puerto Rico bajo cargos de robo y, años después, volvió a la cárcel en Nueva York tras no cumplir con su libertad condicional.
Determinada a cambiar el rumbo de su vida Holly se marcha a San Francisco pero regresa nuevamente a Nueva York. Era el final de los 70 y la música disco retumbaba por las cuatro esquinas de la ciudad. La discoteca Studio 54 era el lugar de moda de los famosos, y la droga y el sexo inundaba la pista de baile.
"En una ocasión tenía un vestido de chifón sin manguillos que terminó colgado a nivel de mis piernas", recuerda en su libro Holly.
El principio del fin de esta época de excesos comenzó para ella, primero con la muerte de su amiga Jackie en 1985 y luego con la de Warhol, dos años después.
"Cuando murió Jackie sentí una gran pérdida", expresa Holly. "Cuando murió Andy pensé que tenía que escapar", añade.
Su huida la llevó a California donde reside desde entonces.
A pesar de que Holly ha realizado una que otra intervención en el cine, trabaja ferozmente con un productor en la redacción del guión final de una película basada en su vida.
"Es mi vida y quiero que se haga bien, que todo esté correcto; yo nací en Puerto Riiiiiiiico", dice soltando una carcajada.
Esta obsesión le vino de la no muy buena experiencia con Madonna quien intentó hacer la versión cinematográfica de su libro, pero no se realizó.
Finalmente, se mostró feliz de estar viva y poder regresar a Nueva York para el tributo a Andy Warhol en el hotel Gershwin.
"En los 90 hubo este vacío por la pérdida de tantos artistas gay y ahora tenemos que apoyar a la nueva generación. Ha cambiado todo desde entonces, pero hay tantos jóvenes talentosos", finaliza diciendo la última superestrella de Warhol.
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