12 mayo 2008

6 de mayo: el día que el "el amor que no se atreve a llamarse por su nombre" tuvo un nombre

Fuente: Diario De Lima Gay (Perú)-.
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Hace 140 años, el 6 de mayo de 1868 se inventó la palabra homosexualidad. Antes de eso, había muy pocas palabras, por sí decirlo, "neutrales" para referirse a las personas que sentían atracción por su mismo sexo. Karl-Maria Kertbeny, periodista húngaro, fue el responsable de acuñar el término "homosexualidad" combinando una raíz griega (homo=igual) y una latina ( sexualis=sexo) que usó por primera vez en una carta dirigida al alemán Karl Heinrich Ulrichs, quizás el primer activista "pro-gay" de la historia.

Basado en el artículo Today In History: The Love That Dares Not Speak Its Name Gets A Name de Jim Burroway - Box Turtle Bulletin- Jorge A. Chávez Reyes

Hace 140 años, el 6 de mayo de 1868 se inventó la palabra homosexualidad. Antes de eso, había muy pocas palabras, por sí decirlo, "neutrales" para referirse a las personas que sentían atracción por su mismo sexo. Las que se usaban, "sodomita", "pederasta", practicantes del "pecado nefando", eran palabras cargadas de vergüenza y condena.

Pero, conforme fue avanzando la medicina, y particularmente la naciente sexología, aparecieron los primeros defensores del amor entre personas del mismo sexo y se encontraron con el problema de como llamarlo ya que referirse a el como "vicio abominable" no les parecía adecuado. Necesitaban desesperadamente una nueva palabra que describa su vida y sus sentimientos.

El amor que no se atreve a llamarse por su nombre en realidad no podía hacerlo pues carecía, aún, de uno.

El primero en intentar darle un nombre a esta clase de amor ( "pecado de los filósofos" era otra de las formas que se usaba para denominarlo) fue Karl Heinrich Ulrichs., quizás el primer "activista por los derechos gay" de la historia. En la década de 1860 Ulrich había usado el término "uranistas" para referirse a las personas "con cuerpo masculino y psique femenina que se siente atraído sexualmente por hombres y no por mujeres". De allí se derivó "uranismo", primer término empleado para referirse a lo que hoy llamamos homosexualidad.

Heinrich desarrolló un sistema de clasificación de los uranistas basándose en las distintas combinaciones de tracción sexual y roles de género. Algunos de esos términos como "inversión sexual" e "invertido" fueron adoptados rápidamente por el Español y, aunque anacrónicos, siguen en uso.

Entonces, apareció en escena Karl-Maria Kertbeny (or Károly Mária Kertbeny) un escritor y periodista, nacido en Hungría, por entonces parte del Imperio Austro-Húngaro, que abogaba por lo que hoy llamaríamos derechos humanos y que se interesó en el problema de los "uranistas" luego que un amigo cercano se suicidara a causa de una extorsión referente a su preferencia sexual. Kertbeny explicaría más tarde que ese lamentable hecho, sumado a su "natural inclinación a luchar contra toda injusticia", lo llevó a convertirse en defensor de los derechos civiles de las personas gay.

La orientación sexual de Kertbeny siempre ha sido un misterio. Solía describirse a si mismo como "normalmente sexuado" pero en sus diarios puede notarse que apreciaba la belleza masculina. Cuando se mudó a Berlín en 1868, a la edad de 44 años, aún estaba soltero y fue por esta época que acuñó el término "homosexualidad" combinando una raíz griega (homo=igual) y una latina ( sexualis=sexo) usándolo por primera vez en una carta dirigida al Ulrichs el 6 de mayo de 1868. (imagen abajo)



La primer aparición pública del término "homosexualidad" se dio al año siguiente cuando Kertbeny publicó de manera anónima un panfleto abogando por la eliminación de las leyes prusianas contra la sodomía por considerar que un acto privado y consensuado entre dos adultos no debería ser objeto de sanciones penales.

"Homosexualidad" fue ganado uso conforme más y más activistas empezaron a difundir la idea de que la homosexualidad era algo innato y en todo caso un "problema médico", lo que dio al término un significado patológico.

Hoy en día rechazamos que la homosexualidad pueda ser considerada una enfermedad y los abusos que han ocurrido por causa de la patologización de la atracción sexual homosexual. Sin embargo, en el siglo XIX convertir la homosexualidad en un "problema médico" podía considerarse un notable progreso. Antes de Ulrichs y Kertbeny, la homosexualidad era considerada una perversión, una degradación moral que debía ser castigada con la muerte.

Sin embargo Kertbeny parece haberse dado cuenta de los peligros que implicaba la medicalización de la homosexualidad. No sólo vio que el argumento de lo innato era potencialmente peligroso sino que lo consideró irrelevante. De allí que su argumentación a favor de los derechos civiles gay sea asombrosamente moderna:

"Probar lo innato...es una peligrosa arma de doble filo. Quizás pueda parecer interesante desde un punto de vista antropológico pero a la ley no debe importarle si esta inclinación es innata o no. A la ley sólo debe importarle los peligros individuales y sociales que puedan estar asociados a ella...Por eso no ganaremos nada probando que ( la homosexualidad) es algo innato más allá de cualquier sombra de duda. Por el contrario, deberíamos convencer a nuestros oponentes --usando sus las nociones legales que ellos usan- de que esta inclinación no les incumbe en absoluto, ya sea innata o intencional, ya que el Estado no tiene el derecho de intervenir en lo que ocurra entre dos personas, mayores de 14 años, que den su consentimiento para algo que no afecta la esfera pública ni los derechos de terceros."

Kertbeny tenía una idea muy moderna de lo que significa la homosexualidad como que da claro de sus escritos donde aclara que los hombres homosexuales no son necesariamente afeminados ( algo que quedaba implícito en los términos uranista e invertos) y, para probar su punto, cita como ejemplo a varios héroes de la antiguedad.

en 1880 Gustav Jäger usa el término homosexualidad en su libro "El descubrimiento del alma". E libro también incluye otro útil término acuñado por Kertbeny, "heterosexualidad". Luego, el sexólogo alemán Richard von Krafft-Ebing tomó prestados ambos términos para su muy influyente obra "Sicopatología Sexual", publicado en 1886.

En 1895 la palabra entró al idioma inglés con la traducción del libro de Krafft-Ebing. Sigmund Freud al usarlo en sus libros y conferencias impulsó su empleo entre sicólogos y sicoanalistas y permitió su ingreso a la cultura popular.

Sin embargo, no todos se mostraron a favor del nuevo término, el sexólogo inglés Havelock Ellis, en su trabajo de 1897 "Sexual Inversion" considera homosexual como un término "bárbaramente híbrido",a pesar de reconocer su amplio uso y sugiere que se emplee "homogénico" como sustituto. Sin embargo Ellis debió darse por vencido y empezó a emplear el término homosexual en sus posteriores escritos.

Para 1930 los términos homosexual, heterosexual y bisexual ya habían borrado a cualquier otro para referirse a la orientación sexual de una persona.

Kertbeny sin embargo no vivió lo suficiente para ver como el término que había inventado se volvía de uso universal. Murió de un ataque cardiaco en Budapest en 1882, a la edad de 58 años, sin jamás haberse casado.

Su tumba ubicada en el Cementerio Kerepesi fue redescubierta y en 2002 se colocó sobre ella una lápida recordatoria. Desde entonces es objeto de homenaje durante las celebraciones del orgullo gay en Hungría.

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