Fuente: El Mundo (Madrid, España)-.
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- Ahora es clienta en otra oficina de la entidad
- Thannya recibió una carta que le informaba de la cancelación de sus cuentas
- Caja Madrid asegura que 'es una acción lícita, que se reserva cualquier entidad'
- Meses después la admitieron en otra sucursal... de la misma entidad
- 'Si hubiera algún problema objetivo, no me habrían aceptado en la otra oficina'
Thannya Melissa ha sufrido muchos capítulos de discriminación a lo largo de su vida, pero a pie de cajero automático era lo último que se esperaba. La echaron de una sucursal de Caja Madrid de Chueca y después la admitieron en otra del barrio de Salamanca (Barrio rico, por excelencia). "Si hubiera habido algún problema objetivo, ¿me habrían aceptado en la otra oficina?", se pregunta la afectada.
Esta mujer morena y coqueta era clienta de la sucursal de Caja Madrid de la calle Barquillo, en pleno barrio de Chueca (Barrio de AMBIENTE, por excelencia), hasta que en abril de 2008 recibió una carta de la oficina 1018. "Lamentamos comunicarle que en el plazo de 15 días procederemos a la cancelación de su libreta, todo ello de conformidad con los términos del contrato firmado con usted", relee indignada.
El motivo no se explicaba claramente en las 15 líneas del texto, aunque ella creía intuir por donde iban los tiros. "Al director no le deben gustar las personas transexuales, pero yo no voy al banco a hacer amigos. Sólo exijo el mismo trato que cualquier otra persona".
Caja Madrid asegura que "es cierto que la sucursal decidió la cancelación de la cuenta. Es una acción lícita, que se reserva cualquier entidad, y que se puede realizar con el único requisito de comunicarlo por carta al cliente con el plazo de antelación estipulado". No hacen más comentarios.
Thannya Melissa, costarricense de 36 años, nació en el cuerpo equivocado. En su documentación, a la espera de recibir la nacionalidad española, consta su nombre 'oficial', G.G.Q. "Llevo muchos años batallando para evitar estos atropellos".
Tras recibir el escrito de su banco, acudió a la sucursal, situada en pleno epicentro del barrio más multicolor de la capital, en busca de una explicación "algo más completa".
Según cuenta Thannya Melissa, recibió un trato "denigrante": "Cuando fui a la oficina, el director me dijo que lo hacía porque le daba la gana y que no tenía que darle ninguna explicación". De ahí se fue al Servicio de Atención al Cliente a poner la reclamación; el 26 de mayo llegaba la respuesta de Caja Madrid.
"La tarjeta de crédito superó en febrero de 2008 el límite máximo de crédito de 1.200 euros" y recuerda que "Caja Madrid podrá resolver el contrato y declarar el vencimiento anticipado de la deuda pendiente", recoge la misiva del banco.
En enero retomó el proceso
Tras pasar una operación de salud muy complicada -"estuve un tiempo sin poder hablar"- y recuperar meses después su actividad normal, Thannya Melissa volvió a retomar el proceso a principios de este año. "He llevado la queja también al Banco de España, porque no quiero que las cosas queden como si nada".
Pero el disgusto y la indignación dieron paso en este segundo capítulo a la sorpresa cuando la acogieron sin problema en otra sucursal... de la misma entidad. "Si hubiera habido un problema económico, no me habrían admitido", afirma Thannya.
Caja Madrid asegura que "al existir otras operaciones con el cliente, la cuenta no se llegó a cancelar [en la oficina de Chueca] y posteriormente la ha domiciliado en otra sucursal". No explican, sin embargo, los motivos que llevaron a echarle de la primera sucursal y aceptarla en la segunda.
"Este tipo de situaciones evidencia la necesidad de una ley contra la discriminación. Lo que no se menciona, no existe", explica Noelia Mariani, presidenta del colectivo Transexualia. "Nadie quiere reconocer que discrimina".
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