Fuente: MILENIO (Distrito Federal, México)-.
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Entrevista: Hans Olvera • Catedrático de la UIA
El investigador asegura que los menores que viven bajo el amparo de estas personas tienen el mismo desarrollo físico que los de parejas tradicionales.
Los hijos adoptivos de personas transexuales tendrían el mismo desarrollo físico y emocional que los menores que son cobijados por parejas “tradicionales”, afirmó el catedrático de la Universidad Iberoamericana, Hans Olvera.
Ante la posibilidad de que este sector de la población pueda contraer matrimonio y adoptar, en caso de que la ALDF apruebe la iniciativa de cambio de sexo, sostuvo que los transexuales y transgénero representan para los menores el mismo riesgo que un hombre y una mujer “normales”.
No obstante, se pronunció porque la Asamblea Legislativa revise y modifique las normas vigentes en materia de adopción, pues se requiere que el Estado lleve a cabo un seguimiento del desarrollo de los menores que fueron adoptados por cualquier tipo de pareja.
Pese a que el espíritu de la iniciativa que presentó el diputado local de Alternativa Jorge Carlos Díaz-Cuervo no es el tema de la adopción sino el reconocimiento jurídico, permitirá a quienes se sometan a tratamientos médicos para cambiar de sexo contar con documentos oficiales para hacer valer sus derechos civiles.
Al respecto, el especialista en psicología comentó:
“Esta propuesta representará un gran paso en el desarrollo social de la ciudad y evitará el fenómeno de exclusión y discriminación que sufren hoy en día las personas transexuales”.
—¿La sociedad mexicana está preparada para aceptar que una persona transexual se case o adopte a un menor?
—Lamentablemente, la mayor parte de la población desconoce y tiene miedo a hablar sobre el tema de la diversidad de género, lo que hace que se continúe estigmatizando a este sector como personas que van contra natura y que son agresivas, promiscuas e inadaptadas.
Toda esta serie de mitos, abundó, ocasionará que el proceso de aceptación de esta realidad tarde más de 10 años.
Pero si el Estado reconoce a estas personas, seguramente las instituciones religiosas y grupos tradicionales se irán adaptando, disminuirán las condenas sociales y la exclusión de las que son víctimas las personas que deciden cambiar de sexo.
Es necesario, abundó, crear conciencia sobre la importancia que tiene que todas las personas que por su identidad de género y preferencia sexual están imposibilitadas biológicamente para tener hijos, sean reconocidos jurídicamente y cuenten con el derecho a la adopción.
—¿Qué les diría a los grupos conservadores que se pueden oponer a esta iniciativa por no estar de acuerdo con que personas transexuales puedan adoptar?
—Que crecer en una estructura familiar tradicional no es garantía del bienestar físico, psicológico, social, profesional y personal, por lo tanto, las otras formas que se vienen manifestando tendrían el derecho de coexistir.
El subdirector de Educación Continúa de la UIA puntualizó que el clima psicológico en el cual viviría un menor adoptado por una persona transexual sería el mismo que si fuera acogido por una persona que ejerce el sexo con el cual nació.
El daño psicológico que podría sufrir un menor, aseveró, aplicaría en igual caso, pues el desarrollo de un menor depende de la historia de vida de sus padres.
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Entrevista: Hans Olvera • Catedrático de la UIA
El investigador asegura que los menores que viven bajo el amparo de estas personas tienen el mismo desarrollo físico que los de parejas tradicionales.
Los hijos adoptivos de personas transexuales tendrían el mismo desarrollo físico y emocional que los menores que son cobijados por parejas “tradicionales”, afirmó el catedrático de la Universidad Iberoamericana, Hans Olvera.
Ante la posibilidad de que este sector de la población pueda contraer matrimonio y adoptar, en caso de que la ALDF apruebe la iniciativa de cambio de sexo, sostuvo que los transexuales y transgénero representan para los menores el mismo riesgo que un hombre y una mujer “normales”.
No obstante, se pronunció porque la Asamblea Legislativa revise y modifique las normas vigentes en materia de adopción, pues se requiere que el Estado lleve a cabo un seguimiento del desarrollo de los menores que fueron adoptados por cualquier tipo de pareja.
Pese a que el espíritu de la iniciativa que presentó el diputado local de Alternativa Jorge Carlos Díaz-Cuervo no es el tema de la adopción sino el reconocimiento jurídico, permitirá a quienes se sometan a tratamientos médicos para cambiar de sexo contar con documentos oficiales para hacer valer sus derechos civiles.
Al respecto, el especialista en psicología comentó:
“Esta propuesta representará un gran paso en el desarrollo social de la ciudad y evitará el fenómeno de exclusión y discriminación que sufren hoy en día las personas transexuales”.
—¿La sociedad mexicana está preparada para aceptar que una persona transexual se case o adopte a un menor?
—Lamentablemente, la mayor parte de la población desconoce y tiene miedo a hablar sobre el tema de la diversidad de género, lo que hace que se continúe estigmatizando a este sector como personas que van contra natura y que son agresivas, promiscuas e inadaptadas.
Toda esta serie de mitos, abundó, ocasionará que el proceso de aceptación de esta realidad tarde más de 10 años.
Pero si el Estado reconoce a estas personas, seguramente las instituciones religiosas y grupos tradicionales se irán adaptando, disminuirán las condenas sociales y la exclusión de las que son víctimas las personas que deciden cambiar de sexo.
Es necesario, abundó, crear conciencia sobre la importancia que tiene que todas las personas que por su identidad de género y preferencia sexual están imposibilitadas biológicamente para tener hijos, sean reconocidos jurídicamente y cuenten con el derecho a la adopción.
—¿Qué les diría a los grupos conservadores que se pueden oponer a esta iniciativa por no estar de acuerdo con que personas transexuales puedan adoptar?
—Que crecer en una estructura familiar tradicional no es garantía del bienestar físico, psicológico, social, profesional y personal, por lo tanto, las otras formas que se vienen manifestando tendrían el derecho de coexistir.
El subdirector de Educación Continúa de la UIA puntualizó que el clima psicológico en el cual viviría un menor adoptado por una persona transexual sería el mismo que si fuera acogido por una persona que ejerce el sexo con el cual nació.
El daño psicológico que podría sufrir un menor, aseveró, aplicaría en igual caso, pues el desarrollo de un menor depende de la historia de vida de sus padres.
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