20 junio 2007

Once personas reasignan su sexo en Uruguay


(Argentina)SentidoG/Noticias internacionales(Uruguay)-.
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Treinta años le llevó a Ángela convertirse en la primera mujer transexual uruguaya operada. Hoy, los requisitos demandan más de dos años, y aún así la expectativa de vida de esas personas es de 25 a 30 años por suicidios, depresión y la enfermedad del Sida.

"¿El peor momento? Todos fueron los peores, de alegría no había ni uno". Así describe Ángela Samuel los 47 años que vivió con genitales masculinos.
Las palabras "calvario" y "tortura" se repiten una y otra vez en su discurso.

Todo comenzó a los cinco años, cuando se dio cuenta de que su sexo biológico no estaba en sintonía con su identidad. A los 17 decidió vestirse como mujer sin reparar en los amigos y familiares que perdería en el camino. Para entonces ya sabía lo que quería: una operación de reasignación de sexo que la convirtiera en una mujer completa. La batalla duró 30 años. Tantas fueron las idas y venidas que cuando le dijeron que la iban a operar, enmudeció. Finalmente, en abril de 1991 entró a un quirófano del Hospital de Clínicas como M. Á. Samuel (Trans_Bitacora se reserva el total derecho a no mostrar el nombre anterior de varón) y salió como Ángela Samuel, la primera mujer transexual sometida a una cirugía de ese tipo en Uruguay. Pasaron 16 años desde entonces y ya son 11 los pacientes que fueron intervenidos en el hospital.

En el Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (1994), elaborado por la Sociedad de Psiquiatría Americana, los casos como el de Ángela se diagnostican como Trastornos Sexuales, bajo la denominación Trastornos en la Identidad de Género.
Esto es: personas que tienen la convicción profunda de pertenecer al sexo opuesto y que padecen de un sufrimiento crónico por ello. Son hombres que se identifican como mujeres y a la inversa. Según estimaciones, son transexuales el 1% hombres nacidos hembra y el 3% mujeres nacidas varón.

Desde la interna de la comunidad transexual, la identidad no se define en función del sexo biológico (tener pene o vagina) sino por la convicción de pertenecer a uno u otro género. Tampoco se consideran homosexuales porque no se sienten atraídos hacia personas del sexo al que sienten pertenecer.

A los 4 años un niño es capaz de sentir que reconoce su género. Por esa razón, las personas transexuales descubren su condición desde pequeños. Es entonces cuando, para algunos, comienza el largo camino hacia la cirugía de reasignación de sexo.

Evaluacion

Los candidatos a la operación deberán someterse a una serie de entrevistas clínicas con psiquiatra y psicólogo durante al menos dos años. En base a esa evaluación, el paciente es derivado a especialistas en psicodiagnósticos. De confirmarse el Trastorno en la Identidad de Género, un equipo conformado por urólogo, cirujano, endocrinólogo, psicólogo y psiquiatra deciden en conjunto si se opera. El proceso es largo. Algunas personas llegaron a concurrir semanalmente durante 6 años antes de que les dieran el sí. Los pacientes deben firmar un consentimiento en el que se comprometen a realizarse un seguimiento posterior de un año. La experiencia indica que no sólo se cumple, sino que la mayoría continúa pasado ese tiempo. Actualmente son 12 los candidatos en etapa de evaluación. "No siempre es fácil realizar un diagnóstico", explican Alejandra Levy y Carla Francolino, psiquiatra y psicóloga del equipo de diagnósticos del Clínicas.

El problema es la complejidad de los casos que se presentan: "existe una gran variedad de pacientes. Tenemos algunos con una homosexualidad mal llevada por cuestiones sociales, y otros con trastornos psiquiátricos severos", cuenta Levy. "Incluso han venido algunos que ejercen la prostitución y que encuentran en la cirugía un facilitador para tener más éxito en lo suyo", agrega Francolino. En esos casos no se trata de un trastorno en la identidad de género y por tanto no se operan.

Las exigencias para las intervenciones quirúrgicas -que llega a desesperar a las personas transexuales en lista de espera- se basa en la necesidad de llegar a un diagnóstico correcto. "Tenemos que estar seguras de que el paciente tolerará la operación porque después no hay vuelta atrás", indica Francolino.

Arrepentirse no sólo traería inmensa desdicha, sino que puede llevar a la autoeliminación. La tasa de mundial de suicidios en casos de arrepentimiento es del 0,2%.

Desde las organizaciones que trabajan con integrantes de ese colectivo, se critica el concepto de diagnóstico médico. "El discurso médico, psiquiátrico y psicológico sigue descodificando la transexualidad como una enfermedad, y así se diagnostica. La patología la genera la cultura porque si tu salís a la calle y las personas te escupen y te destratan, evidentemente que tu nivel de desadaptación irá en aumento. Pero eso no quiere decir que provenga de tu propia estructura", afirma el psicólogo Bruno Ferreira.

"En todo caso no es diagnosticar, sino ayudar a un ser humano a ser aquello que soñó de sí mismo", agrega su colega Ruben Campero.

Ambos son directores del Centro de Estudios de Género y Diversidad y organizadores del Primer Encuentro Trans Latinoamericano celebrado el año pasado en Montevideo. En opinión del psicólogo,
"las personas transexuales aseguran que eso de que la biología define el sexo es un mito. Es decir, si nací con un cuerpo que la cultura identifica como macho no tengo por qué sentirme macho y actuar como tal".

Perfiles

La violencia intrafamiliar y social deja a la gran mayoría de las personas transexuales en absoluta soledad. La expulsión del ámbito familiar y educativo marca las vidas de esas personas que quedan en la calle a los 12 o 13 años promedio. Solos y sin formación, les resulta engorroso conseguir trabajo. En muchos casos la prostitución se convierte en el único medio de supervivencia. Tampoco les resulta fácil formar una pareja. La verdad ante el prominente compañero/a es prácticamente sinónimo de abandono: "Algunas gané, pero la mayoría las perdí", confiesa Ángela.

Esos son algunos de los motivos que explican que, a nivel latinoamericano, la expectativa de vida de las personas transexuales sea de 25 a 30 años. "Se relaciona con el abandono. La indiferencia puede llevar a la depresión, a dejar de comer, tener conductas autodestructivas", asegura Ferreira.

La prostitución incrementa el riesgo de contraer VIH, y la soledad, el de suicidio. "Cuando alguien no se ajusta a un patrón de género pierde la categoría humana y se vuelve una cosa o bicho. Nosotros y nosotras, seres normales, "matamos a las personas transexuales" (Se refiere a que acomodan a las personas transexuales dentro de los cánoses de género socio-cultural), indica Campero.

La indiferencia social deja secuelas en la psiquis de las personas transexuales que perduran para toda la vida. Para Ferreira, "son personas mucho más desconfiadas y susceptibles".

Cierta agresividad es otra característica común.
"Si tú educás a un perrito atado y le das golpes desde que nació, ese animal se comportará de manera agresiva", aseguró la famosa activista argentina María Belén, en el pasado encuentro de transexuales latinoamericanos.

Intervención

Hasta la fecha son 11 las cirugías de reasignación de sexo realizadas en Uruguay, todas en el Clínicas. De ellas, uno solo era un hombre transexual cuando entró al quirófano. Las estadísticas del hospital indican que las mujeres transexuales triplican. En el mundo, la primera intervención se realizó en Dinamarca en 1950. Hoy, Chile, Marruecos y Tailandia son los países donde se realizan más cirugías.

Para los casos de mujeres nacidas varones, se realiza una Genitoplastia Desmasculinizante, que se traduce en la extirpación de la gónada, pene, testículos y uretra. Luego se realiza una Genitoplastia Feminizante: creación de vulva y vagina. Todo eso supone una sola intervención que dura entre cuatro y seis horas. Como complemento y en etapas posteriores se hacen cirugías cosméticas que pueden ir desde la Mamoplastia (Aumento de pecho), Rinoplastia (Operaciones de nariz) y Laringoplastia (Operación de cuerdas vocales).

Para el caso inverso, la reasignación es más compleja y puede llevar hasta más de cuatro operaciones. La primera etapa de la Genitoplastia Desfeminizante implica la extracción de ovarios, trompas de Falopio, mamas y cierre del útero. Posteriormente se procede a la reconstrucción de genitales masculinos llamada Genitoplastia Masculinizante. Todos los casos se realizan con tratamientos hormonales sustitutivos cuyo objetivo es adecuar los llamados caracteres sexuales secundarios (vello facial, voz, crecimiento de los senos, piel más o menos áspera, entre otros (dependiendo si se es hombre o mujer).

"Los resultados son buenos; los órganos son similares", dice Luis García Guido, Profesor Grado 5 de la Cátedra de Urología y ejecutor de la mayoría de esas cirugías.

Para las personas transexuales, la operación es la única manera de aliviar el dolor. No existe psicoterapia que la pueda sustituir. "Son personas que miran sus genitales con desagrado y que llegan con un sufrimiento crónico", explica el urólogo.

Angela

A los 5 años Ángela supo que algo no le cerraba. Mientras su mente y su corazón le decían que era niña, la anatomía se lo negaba. Cuando quedaba sola, jugaba a vestirse de nena y siempre que podía iba a la escuela con los pantalones remangados para que le quedaran por debajo de la túnica.

A medida que crecía, aumentaba la hostilidad del entorno. Además de mariquita, M. (su nombre masculino, en femeníno) y otros sinónimos, sus compañeros le gritaban: "A los putos los matan en la escollera, vas a morir".
De su familia, con excepción de una hermana, recibió igual trato.

A los 17 años comenzó su peregrinar por consultas médicas tratando de demostrar que él era, en realidad, ella.
Enfrentó médicos que le llamaron pervertido y soportó todas las miradas y palabras de desprecio. Durante ese tiempo estudió piano y trabajó cuando podía como doméstica en hogares donde la expulsaban cuando se enteraban de su género. "No me valoraban por lo que era y conocían", cuenta con tristeza.

El liceo lo abandonó en tercer año porque ya no aguantó más. Finalmente, 30 años después de comenzada su lucha, obtuvo la anhelada operación. "Hoy nací de nuevo, ahora arranco a vivir", pensó cuando la sacaron del quirófano.

El estreno de su flamante identidad no fue sencillo. Las constantes burlas del vecindario continuaron. "Eso no cambió nada. Y con la familia fue peor. Aunque vale mucho para mí", expresa Ángela.

Para cuando estaba pronta para su nueva vida, tenía 47 años y las fuerzas menguadas. Así y todo liberó otra batalla para que la justicia reconozca su nueva identidad, mediante la enmienda de su partida. Médicos y psicólogos sirvieron de respaldo y debieron asistir a las sedes a explicar las características del caso.
Lo consiguió y pudo acceder a una nueva cédula de identidad.

Limpió pisos y cuidó niños mientras pudo, pero la artrosis, un riñón afectado y otros problemas de columna la alejaron del mercado laboral. Nuevamente quedó recluida en la periferia de Las Piedras, en un contexto hostil y haciendo malabares para vivir con $ 2.900 que cobra por concepto de pensión por invalidez. Hace un año que no se puede hacer controles médicos porque no tiene dinero para el ómnibus y se abriga gracias al amor de la única hermana (de -8) que no la abandonó. Vive en una casa de dos piezas, sin pisos ni baño donde la humedad hiela los huesos en minutos. Sus tesoros los constituyen 8 gatos, 2 gansos, 20 libros y una colección de discos clásicos de pasta corroídos. Su orgullo: no haber ejercido nunca la prostitución.
"No lo puedo hacer, si me acuesto con un hombre es porque tengo afinidad, porque lo conozco y tengo piel", explica. ¿Su mayor deseo? Conseguir un empleo, irse del barrio y empezar de nuevo.

Cierre

Mientras cuenta su vida, Ángela saca constantemente papeles de una carpeta. Son certificados médicos y judiciales que utiliza como prueba de la veracidad de sus palabras. ¿Quién elegiría inventarse una vida plagada de sufrimientos? Pero ella necesita demostrarlo, como si los 30 años tratando de probar su condición no fueran suficientes. "Tené en cuenta que uno es quien es en la medida que es reconocido por el otro. La mirada del otro te humaniza", explican los psicólogos del Centro de Género y Diversidad.

Luis García Guido indica que la primera prioridad de una persona transexual es la operación. Luego se privilegia la reasignación jurídica que otorgue valor legal al nuevo estado.

Cumplidas esas etapas, la prioridad es terminar con la discriminación, para que eso les permita tener las mismas oportunidades que el resto de la sociedad. Para Ángela y muchos de sus colegas, es asignatura pendiente.
Bryan Javier, un caso que estableció jurisprudencia

La ley uruguaya sólo autoriza la rectificación de la partida de nacimiento en casos de falsedad o error. En situaciones como el cambio de sexo, la solución que se encontró fue rectificar el documento mediante una anotación en su margen. De este modo, se evita que la persona omita decirle a terceros sobre su identidad biológica.

El caso de Bryan Javier, hombre transexual que se operó en Chile en 1999, generó un debate jurídico que se terminó dirimiendo a favor del demandante. La Suprema Corte de Justicia falló a favor de la rectificación por mayoría (cuatro votos contra uno).

La sentencia, que estableció jurisprudencia y que hoy es referencia para otros casos, establece que: "en la actualidad se considera que el sexo es una noción compleja que se integra con diversos elementos componentes, a saber: cromosómico o genético, anatómico, hormonal y sicológico (o psicosocial), de los cuales sólo el primero (biológico), es inmutable".
Para las personas transexuales reasignadas "con cambios verificados en los componentes anatómicos, fisiológicos, psíquicos y sociales... la inmutabilidad del sexo genético carece de trascendencia (o al menos no posee decidida influencia) en la determinación sexual actual".

También se discutió la posibilidad de que Bryan Javier pueda contraer matrimonio. Al respecto la sentencia dice:
"le habilitará para realizar todos los actos de la vida en sociedad que corresponden al género masculino, incluso contraer matrimonio con una persona del anterior sexo opuesto".

El hecho de que Bryan Javier fuera de estado civil soltero y sin hijos colaboró en el fallo en la medida que el
"orden familiar no se verá alterado ni ocasionará daños morales algunos a quienes podrían verse directamente afectados (cónyuges o familiares) por el cambio de identidad".

La Suprema Corte sostuvo que "negar la posibilidad de rectificar la partida implica una violación de derechos esenciales de la persona humana, no sólo consagrados en la Constitución de la República sino también en convenciones o pactos que sobre la materia ha celebrado la República", según consta en el comunicado oficial de la corporación.

Si bien este fallo es considerado histórico, en mayo de 1994 la Justicia ya había autorizado la enmienda de la partida de Ángela Samuel.

Para iniciar una gestión de este tipo un abogado debe presentar un recurso ante un Tribunal de Familia. El trámite es largo y la resolución queda en manos de la interpretación del juez actuante.

Borrador que podría ser ley

La senadora Margarita Percovich (VA-FA) se encuentra elaborando el borrador de un proyecto ley que brinde un marco legal claro para este tipo de casos, reconociendo el derecho a la identidad sexual. El mismo se inspira en una iniciativa española considerada de avanzada. Como se trata de un tema complejo, es necesario primero definir quiénes son los que pueden solicitar la rectificación de la identidad registral, segundo establecer cuáles serían los órganos competentes (posiblemente los Juzgados de Familia); y por último los requisitos para que una persona pueda acceder al cambio de identidad. También pretende definir el tratamiento médico apropiado previa y posteriormente a una operación de reasignación.
Los contenidos se encuentran en etapa de investigación y evaluación.

Percovich inició el estudio, luego de recibir reiteradas quejas de las organizaciones de transexuales molestos con las dificultades que encuentran a la hora de solicitar el cambio de identidad registral. "Es una señal de sensibilidad hacia ese grupo humano", dijo, a la vez que reconoce cierta dificultad de ver desprejuiciadamente el tema:
"imaginate que para uno que es heterosexual(*1) no es sencillo, pero creo que debemos adecuar las cabezas de algunos conceptos tradicionales porque hoy por hoy las cosas no son tan blanco o negro".

Sobre si la operación sería o no condición indispensable para rectificar la partida de nacimiento, la senadora respondió que esa es una de las cosas a definir debido que existen transexuales que no desean operarse pero sí quieren una nueva identidad.

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Comentario personal: (*1)
Una persona transexual, puede ser heterosexual, esa es su IDENTIDAD DE GÉNERO, pero también existe dentro de la trasexualidad o IDENTIDAD DE GÉNERO, la ORIENTACIÓN SEXUAL, por lo tanto si una mujer que nació varón se siente plenamente identificada como mujer, esto no influye con su ORIENTACIÓN SEXUAL, por lo tanto, puede ser heterosexual, como lesbiana, todo dependiendo de su ORIENTACIÓN SEXUAL e independiente de su IDENTIDAD DE GÉNERO

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