(EE.UU.)Nueva York / Political Affairs Magazine-.
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Los activistas sindicales y pro derechos civiles están presionando al Congreso actual a que se apruebe la Ley de No Discriminación en el Empleo (ENDA por sus siglas en inglés). Prohibiría la ENDA prácticas discriminatorias de contratación y despedida a gente lesbiana, homosexual, bisexual y transexual (LGBT), medida que estaría de acuerdo con la opinión de una inmensa mayoría de los norteamericanos (hasta un 85 por ciento según las últimas encuestas).
Aunque la ley federal proteja a la gente trabajadora de ser despedida o penalizada por cuestiones de raza, religión, origen nacional, género o capacidad física, no existe ninguna ley federal que proteja a la gente de la discriminación basado en la orientación sexual o en la identidad de género.
En febrero la Fuerza de Tarea Nacional Gay y Lesbiana (NGLTF por sus siglas en inglés) la Unión Norteamericana pro Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) y la Campaña pro Derechos Humanos lanzaron una campaña para recoger las historias de la gente trabajadora LGBT que han tenido que enfrentar a la discriminación. Dijo Matt Foreman, director ejecutivo de la NGLTF, “Poniendo cara humana a esta injusticia ha hecho toda la diferencia para pasar legislación antidiscriminatoria a nivel estatal y local y será crítica en lograr que se apruebe a la ENDA este año.”
En poco más de un mes (hasta el mes de abril) el proyecto ha logrado recoger más de 300 respuestas de gente LGBT y sus familiares sobre sus experiencias de ser despedidos, hostigados o rechazados para el trabajo debido a su orientación sexual o identidad de género, dijo Deborah Vagins, del Consejo de Política de Derechos y Libertades Civiles de la ACLU.
Según ella, no existe ningún perfil único que corresponda a todos los respondientes. Las historias que se han recibido pintan un retrato de una “discriminación que penetra hasta el último rincón del país.” Reporta la discriminación “gente de todas las edades, de cualquier oficio o profesión en todas las regiones del país,” dijo Vagins.
Un estudio publicado en 2001 por el Instituto Williams de la Escuela de Leyes de la Universidad de California a Los Angeles (UCLA) muestra que los reportes de discriminación basada sobre la orientación sexual son más o menos iguales al total de incidentes reportados de discriminación basado en raza o género.
Vagins describió unos ejemplos, sin revelar nombres ni lugares de domicilio de los involucrados. En el Medio Oeste trabajaban juntos en el mismo hotel una pareja homosexual y la madre de uno de los hombres.
Los hombres hicieron reservación en el hotel para una ceremonia privada de compromiso celebrando su relación. Pero cuando se dio cuenta su patrón de esto, fueron despedidos los tres, incluyendo a la madre.
Un hombre de 22 años había trabajado desde hace tres años en una tienda de música en el sur del país. Al darse cuenta el patrón de que este era homosexual, lanzó toda una campaña de acoso contra su empleado, acusándolo de sidoso, despreciándolo frente a los demás empleados y clientes y haciendo burla del los homosexuales, perjudicándole a su empleado. Este trabajador tuvo que concluir al final que no hubo remedio más que renunciar a su trabajo.
También ayuda la ACLU a Diane Schroer, coronel condecorada jubilada del Ejército de EEUU, entrenada para las fuerzas especiales, que ha puesto queja judicial contra la Biblioteca del Congreso por haberle retirado su oferta de empleo como experta de terrorismo cuando les dijo que planeaba hacerse la transición de hombre a mujer.
“Queda claro que la Biblioteca del Congreso pensaba que Schroer era la persona más calificada para el trabajo,” dijo Sharon McGowan, abogada que trabaja con el Proyecto pro Derechos de Lesbianas y homosexuales de la ACLU. “La idea de que nuestro gobierno rechazaría por un trabajo a la mejor solicitante simplemente por su género es no solamente una injusticia patente, pero más bien una burda ilegalidad.”
Aunque un fallo reciente del tribunal dejó proceder el proceso legal, reconociendo la legitimidad del pleito de Schroer, “Hace falta la ENDA,” alegó Vagins, “porque no todos los tribunales reconocen a la validez de la discriminación transexual.
La Lucha por Aprobarse
La ENDA tiene sus raíces en la Ley de Igualdad de 1974, introducida por la difunta Representante Bella Abzug (Demócrata por Nueva York) en la Cámara de Representantes. Cobrando fuerza y el apoyo de un amplio rango de organizaciones pro derechos civiles, la propuesta vio su primera oportunidad de aprobación en 1993 cuando comenzó su primer mandato el Presidente Clinton con una mayoría demócrata en el Congreso.
Hubo diferencias entre las versiones aprobadas en la Cámara Baja y en el Senado respectivamente, y fue introducida una propuesta de compromiso, la Ley de No Discriminación en el Empleo de 1994. Esta versión tuvo como enfoque una prohibición a la discriminación en los lugares de trabajo, y se dejaron a un lado las provisiones contra la discriminación de vivienda y en las facilidades públicas, provisiones incluidas en la propuesta de Abzug. Pero, cuando los Republicanos retomaron el control del Congreso el año siguiente, se pospusieron las esperanzas de aprobarse la propuesta. A fines de la década de los ’90, el movimiento sindical prestó su apoyo a la ENDA.
En 2001, el presidente de la AFL-CIO, John J. Sweeney, calificó públicamente la medida como “una propuesta importante de derechos civiles” que “hacía falta desde hace mucho,” Dijo además Sweeny,
Cree muy firmemente la AFL-CIO que la discriminación a base de orientación sexual contradice a los principios de igualdad de oportunidad e igualdad de empleo por los cuales nuestro movimiento ha luchado durante tanto tiempo. Nos da orgullo unirnos con un amplio rango de organizaciones pro derechos civiles, instituciones religiosas, patrones responsables y líderes políticos bipartidarios para abogar por la Ley de No Discriminación en el Empleo.
Ese mismo año prestaron su apoyo a la propuesta algunas de las organizaciones principales de la comunidad religiosa. Entre un gran número de grupos religiosos que vocalizaron su apoyo a la medida antidiscriminatoria estaban el Congreso Judío Norteamericano, la Iglesia Episcopal, la Iglesia Luterana Evangélica de Norteamérica, el Concilio Nacional de Iglesias y la Iglesia Metodista Unida. La Oficina de Relaciones Gubernamentales de la Iglesia Episcopal dijo que:
Como gente de fé que apoyamos a la igualdad y la dignidad de todas las personas, nos oponemos a la discriminación contra todo individuo, incluso homosexuales y lesbianas, porque está presente la estampa de lo divino en cada uno de nosotros.
Los activistas lograron ganar pro derechos civiles adicionales a la propuesta en 2005 para incluir a la gente transexual y a la identidad sexual como categoría protegida. Con este paso se logró conseguir ese año el apoyo de grupos como la Organización Nacional por la Mujer para incluir la identidad de género como categoría protegida en el paquete de reformas de derechos civiles que endosaron, incluyendo a la ENDA.
Con la reintroducción de la ENDA en 2007, la Conferencia de Liderazgo sobre Derechos Civiles, coalición nacional de organizaciones sindicales y pro derechos civiles, relacionaron la ENDA al Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Norteamericanos con Incapacidades, diciendo que “Se basa en el principio de que hay que juzgar a cada trabajador y a cada trabajadora en cuanto a sus méritos nada más.”
Una carta de apoyo escrita al Congreso por la organización Padres y Madres, Familiares y Amigos de Lesbianas y Homosexuales (PFLAG por sus siglas en inglés), grupo de apoyo que reclama a 200,000 integrantes, declaró que
Uno de los valores centrales norteamericanos que abrazamos es el concepto de igualdad en oportunidades, y el recordatorio cotidiano más concreto que tenemos de este principio es en el lugar de trabajo, en donde la gente lucha para ser juzgada a base de su capacidad y su desempeño.
El presidente de la Campaña pro Derechos Civiles, Joe Solmonese, hizo eco a ese sentimiento en una reciente declaración a la prensa que anunciaba el lanzamiento de una campaña nacional de apoyo a la propuesta.
La discriminación en el empleo atenta contra un valor nacional fundamental de los norteamericanos: el derecho de cada individuo calificado y trabajador a hacer su trabajo y a contribuir a la sociedad sin enfrentar discriminación ni sufrir despedidas simplemente por lo que es.
La ENDA sigue gozando del fuerte apoyo del movimiento sindical de los trabajadores. Dijo recientemente Rosalyn Pelles, directora del departamento de Derechos Civiles, Humanas y de las Mujeres de la AFL-CIO,
La aprobación de la Ley de No Discriminación en el Empleo sigue siendo prioridad importante para la AFL-CIO. Se trata de la justicia elemental. Los solicitantes de trabajo y los empleados deben ser juzgados basándose en su capacidad para desempeñar el trabajo, no por su orientación sexual. Esperamos trabajar con otros en las comunidades sindicales y pro derechos civiles para avanzar esta cuestión en la Colina del Capitolio.
Jeremy Bishop, director ejecutivo de Orgullo en el Trabajo, AFL-CIO, una voz para la gente LGBT en el movimiento sindical, dijo,
La ENDA les ofrecería por fin a trabajadores y trabajadoras lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales por todo el país las protecciones que ya reciben tantos trabajadores y trabajadoras LGBT en sus contratos sindicales, la protección contra la discriminación en el trabajo a causa de su orientación sexual e identidad de género y expresión. Con un solo golpe, la ENDA les protegería a todos los trabajadores y a todas las trabajadoras LGBT en los 33 estados donde estos no tienen protección legal ninguna contra la discriminación en el trabajo, un remedio contra la intolerancia por orientación sexual o identidad de género y expresión.
Contra la Oposición Ultraderecha
Los opositores ultraderechistas y antigay a la propuesta siempre han buscado confundirles a los votantes sobre las metas y provisiones de la propuesta, buscando debilitar al amplio apoyo que esta ha recibido del público en general. Habrá muchísima retórica engañadora sobre cómo dañaría la propuesta al comercio en pequeño, trastornar a los reglamentos militares, provocar una oleada de pleitos legales, forzar a las empresas a crear nuevos beneficios para los empleados, obligar a estados y localidades aceptar matrimonios del mismo sexo, y cosas así. Dicen algunos que se debe dejar a los estados la decisión de crear o rechazar a sus propias leyes antidiscriminatorias. De costumbre, y esta situación no es distinta, los que se oponen a los derechos civiles en general alegan que las leyes antidiscriminatorias les proporcionan “derechos especiales” a grupos e individuos particulares.
La verdad es que la ENDA excluye a los patrones en pequeño y a las fuerzas militares. Buscan sus provisiones eliminar a la discriminación en las prácticas de contratación, despedidas y accensos, pero no exigen a las empresas establecer nuevas categorías de beneficios. Hace falta una ley federal porque hay 33 estados que no tienen en efecto leyes antidiscriminatorias. En los estados que sí tienen esas leyes, hay esfuerzos regulares por hacer efectivas las leyes pero no ha surgido ninguna oleada de demandas legales contra las empresas. Generalmente, motiva la ley a las corporaciones a hacer mejores esfuerzos para entrenar a la gerencia y a los trabajadores sobre la aplicación de un trato justo a gente LGBT en sus lugares respectivos de trabajo. Pero a la gente LGBT la ENDA ofrecería una base legal a nivel nacional por demandar a sus patrones la justicia si sufren de un trato injusto.
Una plena igualdad para la gente LGBT incluiría protecciones contra la exclusión, discriminación, violencia, y otras formas de maltrato en todas las áreas de la vida: vivienda, acomodaciones públicas, servicios sociales, cuidado de salud, comunidades de fe, organizaciones comunitarias y cívicas, y en el lugar de trabajo. Con su enfoque específico sobre el lugar de trabajo, ENDA constituye un buen primer paso en dirección correcta, dijo Erica Smiley, coordinadora nacional de la Liga de Jóvenes Comunistas y desde hace mucho tiempo activista LGBT. Ella añade:
Nadie merece sufrir la discriminación por razón ninguna. Permitir que sea algo tan ridículo como nuestras vidas privadas la base de tales estupideces pone a riesgo de discriminación en el trabajo a toda la gente trabajadora, homosexuales o heterosexuales. ENDA abrirá las puertas a más legislación que bien puede conducir eventualmente a mejores condiciones de vida y de trabajo para la comunidad LGBTQ,
El grupo Orgullo en el Trabajo, AFL-CIO ha lanzado una campaña de recolección de firmas buscando hacer llegar al Congreso en septiembre 100.000 tarjetas firmadas, para cuando se espera una votación sobre la propuesta. Tú puedes buscar maneras de participar en PoliticalAffairs.net y en PrideatWork.org.
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Los activistas sindicales y pro derechos civiles están presionando al Congreso actual a que se apruebe la Ley de No Discriminación en el Empleo (ENDA por sus siglas en inglés). Prohibiría la ENDA prácticas discriminatorias de contratación y despedida a gente lesbiana, homosexual, bisexual y transexual (LGBT), medida que estaría de acuerdo con la opinión de una inmensa mayoría de los norteamericanos (hasta un 85 por ciento según las últimas encuestas).
Aunque la ley federal proteja a la gente trabajadora de ser despedida o penalizada por cuestiones de raza, religión, origen nacional, género o capacidad física, no existe ninguna ley federal que proteja a la gente de la discriminación basado en la orientación sexual o en la identidad de género.
En febrero la Fuerza de Tarea Nacional Gay y Lesbiana (NGLTF por sus siglas en inglés) la Unión Norteamericana pro Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) y la Campaña pro Derechos Humanos lanzaron una campaña para recoger las historias de la gente trabajadora LGBT que han tenido que enfrentar a la discriminación. Dijo Matt Foreman, director ejecutivo de la NGLTF, “Poniendo cara humana a esta injusticia ha hecho toda la diferencia para pasar legislación antidiscriminatoria a nivel estatal y local y será crítica en lograr que se apruebe a la ENDA este año.”
En poco más de un mes (hasta el mes de abril) el proyecto ha logrado recoger más de 300 respuestas de gente LGBT y sus familiares sobre sus experiencias de ser despedidos, hostigados o rechazados para el trabajo debido a su orientación sexual o identidad de género, dijo Deborah Vagins, del Consejo de Política de Derechos y Libertades Civiles de la ACLU.
Según ella, no existe ningún perfil único que corresponda a todos los respondientes. Las historias que se han recibido pintan un retrato de una “discriminación que penetra hasta el último rincón del país.” Reporta la discriminación “gente de todas las edades, de cualquier oficio o profesión en todas las regiones del país,” dijo Vagins.
Un estudio publicado en 2001 por el Instituto Williams de la Escuela de Leyes de la Universidad de California a Los Angeles (UCLA) muestra que los reportes de discriminación basada sobre la orientación sexual son más o menos iguales al total de incidentes reportados de discriminación basado en raza o género.
Vagins describió unos ejemplos, sin revelar nombres ni lugares de domicilio de los involucrados. En el Medio Oeste trabajaban juntos en el mismo hotel una pareja homosexual y la madre de uno de los hombres.
Los hombres hicieron reservación en el hotel para una ceremonia privada de compromiso celebrando su relación. Pero cuando se dio cuenta su patrón de esto, fueron despedidos los tres, incluyendo a la madre.
Un hombre de 22 años había trabajado desde hace tres años en una tienda de música en el sur del país. Al darse cuenta el patrón de que este era homosexual, lanzó toda una campaña de acoso contra su empleado, acusándolo de sidoso, despreciándolo frente a los demás empleados y clientes y haciendo burla del los homosexuales, perjudicándole a su empleado. Este trabajador tuvo que concluir al final que no hubo remedio más que renunciar a su trabajo.
También ayuda la ACLU a Diane Schroer, coronel condecorada jubilada del Ejército de EEUU, entrenada para las fuerzas especiales, que ha puesto queja judicial contra la Biblioteca del Congreso por haberle retirado su oferta de empleo como experta de terrorismo cuando les dijo que planeaba hacerse la transición de hombre a mujer.
“Queda claro que la Biblioteca del Congreso pensaba que Schroer era la persona más calificada para el trabajo,” dijo Sharon McGowan, abogada que trabaja con el Proyecto pro Derechos de Lesbianas y homosexuales de la ACLU. “La idea de que nuestro gobierno rechazaría por un trabajo a la mejor solicitante simplemente por su género es no solamente una injusticia patente, pero más bien una burda ilegalidad.”
Aunque un fallo reciente del tribunal dejó proceder el proceso legal, reconociendo la legitimidad del pleito de Schroer, “Hace falta la ENDA,” alegó Vagins, “porque no todos los tribunales reconocen a la validez de la discriminación transexual.
La Lucha por Aprobarse
La ENDA tiene sus raíces en la Ley de Igualdad de 1974, introducida por la difunta Representante Bella Abzug (Demócrata por Nueva York) en la Cámara de Representantes. Cobrando fuerza y el apoyo de un amplio rango de organizaciones pro derechos civiles, la propuesta vio su primera oportunidad de aprobación en 1993 cuando comenzó su primer mandato el Presidente Clinton con una mayoría demócrata en el Congreso.
Hubo diferencias entre las versiones aprobadas en la Cámara Baja y en el Senado respectivamente, y fue introducida una propuesta de compromiso, la Ley de No Discriminación en el Empleo de 1994. Esta versión tuvo como enfoque una prohibición a la discriminación en los lugares de trabajo, y se dejaron a un lado las provisiones contra la discriminación de vivienda y en las facilidades públicas, provisiones incluidas en la propuesta de Abzug. Pero, cuando los Republicanos retomaron el control del Congreso el año siguiente, se pospusieron las esperanzas de aprobarse la propuesta. A fines de la década de los ’90, el movimiento sindical prestó su apoyo a la ENDA.
En 2001, el presidente de la AFL-CIO, John J. Sweeney, calificó públicamente la medida como “una propuesta importante de derechos civiles” que “hacía falta desde hace mucho,” Dijo además Sweeny,
Cree muy firmemente la AFL-CIO que la discriminación a base de orientación sexual contradice a los principios de igualdad de oportunidad e igualdad de empleo por los cuales nuestro movimiento ha luchado durante tanto tiempo. Nos da orgullo unirnos con un amplio rango de organizaciones pro derechos civiles, instituciones religiosas, patrones responsables y líderes políticos bipartidarios para abogar por la Ley de No Discriminación en el Empleo.
Ese mismo año prestaron su apoyo a la propuesta algunas de las organizaciones principales de la comunidad religiosa. Entre un gran número de grupos religiosos que vocalizaron su apoyo a la medida antidiscriminatoria estaban el Congreso Judío Norteamericano, la Iglesia Episcopal, la Iglesia Luterana Evangélica de Norteamérica, el Concilio Nacional de Iglesias y la Iglesia Metodista Unida. La Oficina de Relaciones Gubernamentales de la Iglesia Episcopal dijo que:
Como gente de fé que apoyamos a la igualdad y la dignidad de todas las personas, nos oponemos a la discriminación contra todo individuo, incluso homosexuales y lesbianas, porque está presente la estampa de lo divino en cada uno de nosotros.
Los activistas lograron ganar pro derechos civiles adicionales a la propuesta en 2005 para incluir a la gente transexual y a la identidad sexual como categoría protegida. Con este paso se logró conseguir ese año el apoyo de grupos como la Organización Nacional por la Mujer para incluir la identidad de género como categoría protegida en el paquete de reformas de derechos civiles que endosaron, incluyendo a la ENDA.
Con la reintroducción de la ENDA en 2007, la Conferencia de Liderazgo sobre Derechos Civiles, coalición nacional de organizaciones sindicales y pro derechos civiles, relacionaron la ENDA al Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Norteamericanos con Incapacidades, diciendo que “Se basa en el principio de que hay que juzgar a cada trabajador y a cada trabajadora en cuanto a sus méritos nada más.”
Una carta de apoyo escrita al Congreso por la organización Padres y Madres, Familiares y Amigos de Lesbianas y Homosexuales (PFLAG por sus siglas en inglés), grupo de apoyo que reclama a 200,000 integrantes, declaró que
Uno de los valores centrales norteamericanos que abrazamos es el concepto de igualdad en oportunidades, y el recordatorio cotidiano más concreto que tenemos de este principio es en el lugar de trabajo, en donde la gente lucha para ser juzgada a base de su capacidad y su desempeño.
El presidente de la Campaña pro Derechos Civiles, Joe Solmonese, hizo eco a ese sentimiento en una reciente declaración a la prensa que anunciaba el lanzamiento de una campaña nacional de apoyo a la propuesta.
La discriminación en el empleo atenta contra un valor nacional fundamental de los norteamericanos: el derecho de cada individuo calificado y trabajador a hacer su trabajo y a contribuir a la sociedad sin enfrentar discriminación ni sufrir despedidas simplemente por lo que es.
La ENDA sigue gozando del fuerte apoyo del movimiento sindical de los trabajadores. Dijo recientemente Rosalyn Pelles, directora del departamento de Derechos Civiles, Humanas y de las Mujeres de la AFL-CIO,
La aprobación de la Ley de No Discriminación en el Empleo sigue siendo prioridad importante para la AFL-CIO. Se trata de la justicia elemental. Los solicitantes de trabajo y los empleados deben ser juzgados basándose en su capacidad para desempeñar el trabajo, no por su orientación sexual. Esperamos trabajar con otros en las comunidades sindicales y pro derechos civiles para avanzar esta cuestión en la Colina del Capitolio.
Jeremy Bishop, director ejecutivo de Orgullo en el Trabajo, AFL-CIO, una voz para la gente LGBT en el movimiento sindical, dijo,
La ENDA les ofrecería por fin a trabajadores y trabajadoras lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales por todo el país las protecciones que ya reciben tantos trabajadores y trabajadoras LGBT en sus contratos sindicales, la protección contra la discriminación en el trabajo a causa de su orientación sexual e identidad de género y expresión. Con un solo golpe, la ENDA les protegería a todos los trabajadores y a todas las trabajadoras LGBT en los 33 estados donde estos no tienen protección legal ninguna contra la discriminación en el trabajo, un remedio contra la intolerancia por orientación sexual o identidad de género y expresión.
Contra la Oposición Ultraderecha
Los opositores ultraderechistas y antigay a la propuesta siempre han buscado confundirles a los votantes sobre las metas y provisiones de la propuesta, buscando debilitar al amplio apoyo que esta ha recibido del público en general. Habrá muchísima retórica engañadora sobre cómo dañaría la propuesta al comercio en pequeño, trastornar a los reglamentos militares, provocar una oleada de pleitos legales, forzar a las empresas a crear nuevos beneficios para los empleados, obligar a estados y localidades aceptar matrimonios del mismo sexo, y cosas así. Dicen algunos que se debe dejar a los estados la decisión de crear o rechazar a sus propias leyes antidiscriminatorias. De costumbre, y esta situación no es distinta, los que se oponen a los derechos civiles en general alegan que las leyes antidiscriminatorias les proporcionan “derechos especiales” a grupos e individuos particulares.
La verdad es que la ENDA excluye a los patrones en pequeño y a las fuerzas militares. Buscan sus provisiones eliminar a la discriminación en las prácticas de contratación, despedidas y accensos, pero no exigen a las empresas establecer nuevas categorías de beneficios. Hace falta una ley federal porque hay 33 estados que no tienen en efecto leyes antidiscriminatorias. En los estados que sí tienen esas leyes, hay esfuerzos regulares por hacer efectivas las leyes pero no ha surgido ninguna oleada de demandas legales contra las empresas. Generalmente, motiva la ley a las corporaciones a hacer mejores esfuerzos para entrenar a la gerencia y a los trabajadores sobre la aplicación de un trato justo a gente LGBT en sus lugares respectivos de trabajo. Pero a la gente LGBT la ENDA ofrecería una base legal a nivel nacional por demandar a sus patrones la justicia si sufren de un trato injusto.
Una plena igualdad para la gente LGBT incluiría protecciones contra la exclusión, discriminación, violencia, y otras formas de maltrato en todas las áreas de la vida: vivienda, acomodaciones públicas, servicios sociales, cuidado de salud, comunidades de fe, organizaciones comunitarias y cívicas, y en el lugar de trabajo. Con su enfoque específico sobre el lugar de trabajo, ENDA constituye un buen primer paso en dirección correcta, dijo Erica Smiley, coordinadora nacional de la Liga de Jóvenes Comunistas y desde hace mucho tiempo activista LGBT. Ella añade:
Nadie merece sufrir la discriminación por razón ninguna. Permitir que sea algo tan ridículo como nuestras vidas privadas la base de tales estupideces pone a riesgo de discriminación en el trabajo a toda la gente trabajadora, homosexuales o heterosexuales. ENDA abrirá las puertas a más legislación que bien puede conducir eventualmente a mejores condiciones de vida y de trabajo para la comunidad LGBTQ,
El grupo Orgullo en el Trabajo, AFL-CIO ha lanzado una campaña de recolección de firmas buscando hacer llegar al Congreso en septiembre 100.000 tarjetas firmadas, para cuando se espera una votación sobre la propuesta. Tú puedes buscar maneras de participar en PoliticalAffairs.net y en PrideatWork.org.
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