LaJornada-.
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Inconcluso, debate sobre censura: Reynaldo González
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GERARDO ARREOLA
La Habana-. El debate que irrumpió entre intelectuales cubanos en enero pasado sobre la censura y la represión homofóbica de los años 70 "no ha concluido", aseguró uno de sus promotores, el premio nacional de Literatura Reynaldo González.
"El debate no ha concluido, no se le puede sofocar con ninguneos, así como no cabe la desatención, que ayer pudo ser inadvertencia y hoy sería culpabilidad", dijo González en la presentación del más reciente número de la revista trimestral de la Casa de las Américas.
La publicación incluye un ensayo de Ambrosio Fornet sobre el quinquenio gris, como se conoce aquí al periodo de 1971 a 1976 en el que, según el autor, se alcanzó en la cultura "un grado enfermizo" de homofobia, se impuso el realismo socialista como "la estética de la revolución" y se proscribieron desde las melenas y los pantalones ajustados hasta los Beatles y los evangelios.
La aparición reciente en la televisión local de algunos de los censores de aquella época disparó la discusión con la que, expresó González, "los intelectuales cubanos entramos en una saludable revisión de crímenes culturales cometidos en la década de los 70, al amparo de una equivocada conducción que dio rienda suelta a la discriminación, la intolerancia y la homofobia, hasta crear un clima que dañó profundamente nuestra cultura".
"Esos daños, como es de suponer, agredieron también el prestigio de la revolución, pusieron en duda su humanismo, que es su razón de existencia", señaló el escritor, víctima él mismo de las represalias oficiales.
"Las ramificaciones y consecuencias de aquellos crímenes -y no asombre la palabra- tardan en curarse", indicó González. "A la cultura cubana solamente le quedan por delante las rectificaciones, no detener la andadura hasta que estén al fiel las balanzas de la comprensión y de la unidad. Estamos en ello".
Después de un primer tramo en el que el debate circuló por correo electrónico siguieron cuatro discusiones a puerta cerrada, que incluyeron nuevos puntos de polémica, como el de la actual censura de la televisión al cine cubano contemporáneo.
Esa tácita prohibición quedó rota en los pasados dos meses con la exhibición de tres películas recientes, entre ellas la célebre Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1993).
La programación de esas cintas fue interpretada por cineastas como rectificación oficial de la televisión, pero aún insuficiente si se considera que son cerca de una veintena las películas nacionales de las últimas dos décadas que no han llegado a ese medio y que en general abordan críticamente la situación actual de la isla.
En forma paralela, el jueves se celebró en Cuba por primera vez el Día contra la Homofobia, promovido en el mundo por organizaciones no gubernamentales y convocado aquí por el Centro Nacional de Educación Sexual.
Para marcar la jornada se exhibió la cinta Los muchachos no lloran, de Kimberly Peirce, sobre el caso real de un joven transexual nacido mujer, que por esa circunstancia fue asesinado en un crimen de odio, en un pueblo de Nebraska, en 1993.
Tras la proyección hubo un debate que incluyó testimonios sobre la persistencia de conductas hostiles a transexuales y travestis de parte de elementos policiales y de agresiones verbales provenientes de la población masculina.
La reacción ofensiva es mayor entre jóvenes, dijo una transexual. "Lo peor para nosotras es pasar frente a una secundaria".
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Inconcluso, debate sobre censura: Reynaldo González
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GERARDO ARREOLA
La Habana-. El debate que irrumpió entre intelectuales cubanos en enero pasado sobre la censura y la represión homofóbica de los años 70 "no ha concluido", aseguró uno de sus promotores, el premio nacional de Literatura Reynaldo González.
"El debate no ha concluido, no se le puede sofocar con ninguneos, así como no cabe la desatención, que ayer pudo ser inadvertencia y hoy sería culpabilidad", dijo González en la presentación del más reciente número de la revista trimestral de la Casa de las Américas.
La publicación incluye un ensayo de Ambrosio Fornet sobre el quinquenio gris, como se conoce aquí al periodo de 1971 a 1976 en el que, según el autor, se alcanzó en la cultura "un grado enfermizo" de homofobia, se impuso el realismo socialista como "la estética de la revolución" y se proscribieron desde las melenas y los pantalones ajustados hasta los Beatles y los evangelios.
La aparición reciente en la televisión local de algunos de los censores de aquella época disparó la discusión con la que, expresó González, "los intelectuales cubanos entramos en una saludable revisión de crímenes culturales cometidos en la década de los 70, al amparo de una equivocada conducción que dio rienda suelta a la discriminación, la intolerancia y la homofobia, hasta crear un clima que dañó profundamente nuestra cultura".
"Esos daños, como es de suponer, agredieron también el prestigio de la revolución, pusieron en duda su humanismo, que es su razón de existencia", señaló el escritor, víctima él mismo de las represalias oficiales.
"Las ramificaciones y consecuencias de aquellos crímenes -y no asombre la palabra- tardan en curarse", indicó González. "A la cultura cubana solamente le quedan por delante las rectificaciones, no detener la andadura hasta que estén al fiel las balanzas de la comprensión y de la unidad. Estamos en ello".
Después de un primer tramo en el que el debate circuló por correo electrónico siguieron cuatro discusiones a puerta cerrada, que incluyeron nuevos puntos de polémica, como el de la actual censura de la televisión al cine cubano contemporáneo.
Esa tácita prohibición quedó rota en los pasados dos meses con la exhibición de tres películas recientes, entre ellas la célebre Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1993).
La programación de esas cintas fue interpretada por cineastas como rectificación oficial de la televisión, pero aún insuficiente si se considera que son cerca de una veintena las películas nacionales de las últimas dos décadas que no han llegado a ese medio y que en general abordan críticamente la situación actual de la isla.
En forma paralela, el jueves se celebró en Cuba por primera vez el Día contra la Homofobia, promovido en el mundo por organizaciones no gubernamentales y convocado aquí por el Centro Nacional de Educación Sexual.
Para marcar la jornada se exhibió la cinta Los muchachos no lloran, de Kimberly Peirce, sobre el caso real de un joven transexual nacido mujer, que por esa circunstancia fue asesinado en un crimen de odio, en un pueblo de Nebraska, en 1993.
Tras la proyección hubo un debate que incluyó testimonios sobre la persistencia de conductas hostiles a transexuales y travestis de parte de elementos policiales y de agresiones verbales provenientes de la población masculina.
La reacción ofensiva es mayor entre jóvenes, dijo una transexual. "Lo peor para nosotras es pasar frente a una secundaria".
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