(Agencias)-.
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BERLÍN-.Los dos osos, uno en cada mano, con los que se presentó el cineasta Ariel Rotter (fotografía) ante la prensa internacional en Berlín, 'pueden aportar -a su juicio- fe al cine argentino, un cine personal, de autor, de riesgo, que no tiene por qué atender a las leyes del mercado'.
El Gran Premio del Jurado para la película de Rotter 'El Otro' es el 'reconocimiento a una generación de cineastas argentinos', explicó Rotter al término de la gala e hizo referencia a colegas como Lucrecia Martel o Rodrigo Moreno, 'que me han dado alas'.
'El paso de Rodrigo Moreno por la Berlinale ha dejado una huella imborrable', prosiguió el joven realizador de 33 años en alusión a 'El custodio', la película que también el pasado año estuvo en competición en el Festival de Cine de Berlín, protagonizado por Julio Chávez.
El mismo que en esta 57 edición de la Berlinale ha sido galardonado como mejor actor por su trabajo en 'El Otro', y que sin embargo no pudo recoger el premio porque acaba de emprender su trabajo en 'Yo soy mi propia mujer', una obra de teatro sobre Charlotte con Mahlsdorf.
'Es la historia del que sea quizás el más importante de los travestis berlineses, símbolo de libertad, resistencia y libre elección', explicó Rotter para justificar la ausencia de Chávez, que por otra parte hunde sus raíces en Berlín, ya que su padre Julio Hirsch nació en la capital en 1921, de la que tuvo que salir siete años después.
'El premio de Julio nunca ha sido tan merecido porque no es por una película sino por dos (El custodio, 2006) y es un gran honor tener en mis manos su Oso', explicó el director de 'Solo por hoy' (2000).
Preguntado sobre la diferencia de su película del resto, Rotter argumentó que 'no hacemos películas para el público, sino para determinadas personas dentro de ese público'.
Conmovido, el cineasta que acaba de triunfar con su segundo largometraje, explicó que se dio cuenta de que 'estaba haciendo esta película para mi mujer, mi madre, mi padre que ya no vive, y mi amigo fallecido recientemente, Dani Sotelo'.
'Es una forma de decirles cuánto los amo y de conseguir un poco de paz para mí mismo', concluyó el director que después de 'El abrazo partido' de Daniel Burman, 'El custodio' de Rodrigo Moreno y las múltiples películas en secciones paralelas del festival, ha dejado el pabellón del cine argentino bien alto en Europa.
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BERLÍN-.Los dos osos, uno en cada mano, con los que se presentó el cineasta Ariel Rotter (fotografía) ante la prensa internacional en Berlín, 'pueden aportar -a su juicio- fe al cine argentino, un cine personal, de autor, de riesgo, que no tiene por qué atender a las leyes del mercado'.
El Gran Premio del Jurado para la película de Rotter 'El Otro' es el 'reconocimiento a una generación de cineastas argentinos', explicó Rotter al término de la gala e hizo referencia a colegas como Lucrecia Martel o Rodrigo Moreno, 'que me han dado alas'.
'El paso de Rodrigo Moreno por la Berlinale ha dejado una huella imborrable', prosiguió el joven realizador de 33 años en alusión a 'El custodio', la película que también el pasado año estuvo en competición en el Festival de Cine de Berlín, protagonizado por Julio Chávez.
El mismo que en esta 57 edición de la Berlinale ha sido galardonado como mejor actor por su trabajo en 'El Otro', y que sin embargo no pudo recoger el premio porque acaba de emprender su trabajo en 'Yo soy mi propia mujer', una obra de teatro sobre Charlotte con Mahlsdorf.
'Es la historia del que sea quizás el más importante de los travestis berlineses, símbolo de libertad, resistencia y libre elección', explicó Rotter para justificar la ausencia de Chávez, que por otra parte hunde sus raíces en Berlín, ya que su padre Julio Hirsch nació en la capital en 1921, de la que tuvo que salir siete años después.
'El premio de Julio nunca ha sido tan merecido porque no es por una película sino por dos (El custodio, 2006) y es un gran honor tener en mis manos su Oso', explicó el director de 'Solo por hoy' (2000).
Preguntado sobre la diferencia de su película del resto, Rotter argumentó que 'no hacemos películas para el público, sino para determinadas personas dentro de ese público'.
Conmovido, el cineasta que acaba de triunfar con su segundo largometraje, explicó que se dio cuenta de que 'estaba haciendo esta película para mi mujer, mi madre, mi padre que ya no vive, y mi amigo fallecido recientemente, Dani Sotelo'.
'Es una forma de decirles cuánto los amo y de conseguir un poco de paz para mí mismo', concluyó el director que después de 'El abrazo partido' de Daniel Burman, 'El custodio' de Rodrigo Moreno y las múltiples películas en secciones paralelas del festival, ha dejado el pabellón del cine argentino bien alto en Europa.
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