ABC/SEVILLA/Mercedes Benítez y www.carlaantonelli.com
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No hay censo del número de transexuales que existe en España pero se sabe, según las asociaciones o incluso el Colectivo de Gays y Lesbianas que, en toda España existen entre 7.000 y 9.000 transexuales. En Andalucía, según la Asociación de Identidad de Género que preside Kim Pérez, no llegan a 400. La cifra la hace este colectivo basándose en su teoría de que hay un transexual por cada 20.000 habitantes.
Por ello la Ley de Identidad de Género que prepara el Gobierno y que ha sido acogida con satisfacción por los colectivos implicados porque les dará la opción de cambiar el sexo en el DNI sin operarse será una norma que beneficiará a un reducido grupo que no llega a 400. Pero supondrá según admiten tanto COLEGA como el PSOE o la Asociación de Identidad de Género un avance importante al permitir el cambio sin pasar por el quirófano.
Y también supondrá un avance al permitir que no haya que acudir a los juzgados para conseguir que alguien que, por ejemplo se llama Cristina, pase a llamarse Manuel. Aunque hasta ahora ese trámite de cambio de sexo en el DNI (y también en el resto de tarjetas de crédito u otros documentos) necesitaba que lo reconociera un juez después de haberse operado, cuando la Ley entre en vigor, será un trámite administrativo que beneficiará a los que hayan acreditado que padecen la denominada «disforia de género».La disforia de género es, según la consejería de Salud, una discrepancia entre la identidad de género y las características físicas del cuerpo. Pero para que a una persona se lo diagnostiquen, es necesario haber pasado un largo tratamiento que incluye además de atención psicológica, tratamiento hormonal. Unos requisitos que reducen el número de personas que pueden operarse.
De hecho aunque Andalucía es la única comunidad donde se hacen estas operaciones en la sanidad pública, desde que la unidad del Hospital Carlos Haya de Málaga comenzó a funcionar en 2000, ha realizado según Salud 161 intervenciones quirúrgicas a 88 pacientes. Un número que pone de manifiesto que en muchos casos hubo que realizar varias intervenciones a una misma persona para lograrlo y, por tanto, que evidencia la complejidad.
Los datos de esa unidad revelan también que se realizan el triple de operaciones de hombre a mujer que de mujer a hombre. Concretamente durante estos años, 66 intervenciones correspondieron a genitoplastias feminizantes (de hombre a mujer) y 22 a genitoplastias masculinizantes (al revés).
Sin embargo no todos los que están en tratamiento han conseguido operarse. De hecho por esa unidad han pasado 550 pacientes, según Salud, aunque otras fuentes estiman que la lista de espera para ser atendido es de hasta dos años y que se realizan sólo dos operaciones al mes. Una cifra que da una idea aproximada del número de personas que podrían hacer uso de esa Ley.
Pero ese proceso requerirá una certificación médica previa. De hecho, para determinar la disforia se exige un estudio riguroso y una evaluación exhaustiva del paciente, siguiendo las recomendaciones internacionales que indican que debe evaluarse el beneficio de cualquier tratamiento.
Se trata, según Salud, de un proceso muy complejo en el que intervienen diversos especialistas. endocrinos, psiquiatría y cirugía plástica reconstructiva. En algunos casos se utiliza piel del antebrazo y en otros del área genital para reconstruir el falo. En cualquier caso y, a la espera de la reforma del Estatuto recoge el tema en su artículo 35 sobre orientación sexual.
La misma ilusión para operarse que para casarse
ABC/SEVILLA. Kim Pérez, foto superior izquierda, granadina de 65 años y presidenta de la Asociación de Identidad de Género en Andalucía, es una de las primeras andaluzas que se operó de cambio de sexo. Pero tuvo que salir para hacerlo. Y acudir a una clínica privada en Zaragoza para someterse a una intervención que le realizaron cuando tenía 53 años, en 1995. Varios años antes de que la sanidad pública andaluza comenzara a operar.
Kim, que conoce bien el tema, asegura que las personas que se someten a esta intervención no tienen miedo sino lo contario. «A la operación se llega con la misma ilusión con la que se llega a la boda», asegura tajante esta mujer que reconoce que es normal que se produzcan más operaciones feminizantes que masculinizantes porque, según dice, científicamente está probado que hay más casos de estos de los que se producen a la inversa.
Además, la presidenta de la Asociación de Identidad de Género considera positiva la nueva Ley que permitirá cambiarse de DNI porque, como dice, hay muchas personas que lo que realmente necesitan es el «cambio social» antes de entrar en un quirófano.
En este sentido, Kim advierte que el problema sigue siendo la discriminación que sufre este colectivo a la hora de buscar un empleo puesto que cuando uno de ellos hace una entrevista de trabajo, el hecho de que luego el sexo que figura en el DNI sea otro distinto al que se presentó, provoca problemas. «La mayoría tiene que recurrir al autoempleo o ser funcionario», afirma Kim a quien este problema ya no le afecta porque está jubilada. De cualquier manera es muy gráfica al comparar: «Somos como sin papeles en nuestro propio país», dice. Además para Kim es indignante que se trate «con tanta frivolidad» un tema que ha provocado tanto sufrimiento. Sobre todo a la presidenta de la Asociación le molesta que se «frivolice» y se hable de que hay otras prioridades como la atención dental antes que estas operaciones.
Pero la operación quirúrgica es el último recurso al que acuden las personas afectadas por la llamada «disforia de género» ya que la mitad de ellos no da ese paso. Según Carla Antonelli, foto superior derecha, coordinadora del área transexual del grupo federal del PSOE, el 50 por ciento del colectivo no accede a la cirugía del cambio de sexo bien porque no puede o porque no quiere.
Y es que son pocos los sitios donde se practican estas operaciones ya que el único hospital público que hoy realiza estas operaciones es el Carlos Haya de Málaga mientras que Extremadura paga los costes de las intervenciones aunque las desvía a Andalucía. Aragón también se ha comprometido a hacerlo pronto y en Madrid, a iniciativa del PP, se ha aprobado un proyecto para realizar estas intervenciones en Madrid antes de que acabe la legislatura.
Operarse en una clínica privada puede costar entre 12.000 y 18.000 euros. Un elevado coste al que se une que hay listas de espera de casi dos años y que el hospital malagueño realiza sólo dos intervenciones al mes.
Antonelli reconoce que muchos no se operan porque los resultados «no son satisfactorios» sobre todo en cirugía masculinizante y porque «la sensibilidad se disminuye». Por ello la representante de los transexuales cree que el proyecto del Gobierno es «estupendo» ya que responde a una realidad social que está ahí.
Una de las primeras andaluzas en operarse fue Kim Pérez que tuvo que hacerlo en la privada en Zaragoza en el año 1995. Ahora dirige la Asociación de Identidad de Género en Andalucía y admite que los cambios serán un avance pero recuerda que la discriminación sigue siendo laboral. Desde el PSOE, la responsable del área de transexuales, Carla Antonelli, admite que la mitad de éstos no llega al quirófano.
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No hay censo del número de transexuales que existe en España pero se sabe, según las asociaciones o incluso el Colectivo de Gays y Lesbianas que, en toda España existen entre 7.000 y 9.000 transexuales. En Andalucía, según la Asociación de Identidad de Género que preside Kim Pérez, no llegan a 400. La cifra la hace este colectivo basándose en su teoría de que hay un transexual por cada 20.000 habitantes.
Por ello la Ley de Identidad de Género que prepara el Gobierno y que ha sido acogida con satisfacción por los colectivos implicados porque les dará la opción de cambiar el sexo en el DNI sin operarse será una norma que beneficiará a un reducido grupo que no llega a 400. Pero supondrá según admiten tanto COLEGA como el PSOE o la Asociación de Identidad de Género un avance importante al permitir el cambio sin pasar por el quirófano.
Y también supondrá un avance al permitir que no haya que acudir a los juzgados para conseguir que alguien que, por ejemplo se llama Cristina, pase a llamarse Manuel. Aunque hasta ahora ese trámite de cambio de sexo en el DNI (y también en el resto de tarjetas de crédito u otros documentos) necesitaba que lo reconociera un juez después de haberse operado, cuando la Ley entre en vigor, será un trámite administrativo que beneficiará a los que hayan acreditado que padecen la denominada «disforia de género».La disforia de género es, según la consejería de Salud, una discrepancia entre la identidad de género y las características físicas del cuerpo. Pero para que a una persona se lo diagnostiquen, es necesario haber pasado un largo tratamiento que incluye además de atención psicológica, tratamiento hormonal. Unos requisitos que reducen el número de personas que pueden operarse.
De hecho aunque Andalucía es la única comunidad donde se hacen estas operaciones en la sanidad pública, desde que la unidad del Hospital Carlos Haya de Málaga comenzó a funcionar en 2000, ha realizado según Salud 161 intervenciones quirúrgicas a 88 pacientes. Un número que pone de manifiesto que en muchos casos hubo que realizar varias intervenciones a una misma persona para lograrlo y, por tanto, que evidencia la complejidad.
Los datos de esa unidad revelan también que se realizan el triple de operaciones de hombre a mujer que de mujer a hombre. Concretamente durante estos años, 66 intervenciones correspondieron a genitoplastias feminizantes (de hombre a mujer) y 22 a genitoplastias masculinizantes (al revés).
Sin embargo no todos los que están en tratamiento han conseguido operarse. De hecho por esa unidad han pasado 550 pacientes, según Salud, aunque otras fuentes estiman que la lista de espera para ser atendido es de hasta dos años y que se realizan sólo dos operaciones al mes. Una cifra que da una idea aproximada del número de personas que podrían hacer uso de esa Ley.
Pero ese proceso requerirá una certificación médica previa. De hecho, para determinar la disforia se exige un estudio riguroso y una evaluación exhaustiva del paciente, siguiendo las recomendaciones internacionales que indican que debe evaluarse el beneficio de cualquier tratamiento.
Se trata, según Salud, de un proceso muy complejo en el que intervienen diversos especialistas. endocrinos, psiquiatría y cirugía plástica reconstructiva. En algunos casos se utiliza piel del antebrazo y en otros del área genital para reconstruir el falo. En cualquier caso y, a la espera de la reforma del Estatuto recoge el tema en su artículo 35 sobre orientación sexual.
La misma ilusión para operarse que para casarse
ABC/SEVILLA. Kim Pérez, foto superior izquierda, granadina de 65 años y presidenta de la Asociación de Identidad de Género en Andalucía, es una de las primeras andaluzas que se operó de cambio de sexo. Pero tuvo que salir para hacerlo. Y acudir a una clínica privada en Zaragoza para someterse a una intervención que le realizaron cuando tenía 53 años, en 1995. Varios años antes de que la sanidad pública andaluza comenzara a operar.
Kim, que conoce bien el tema, asegura que las personas que se someten a esta intervención no tienen miedo sino lo contario. «A la operación se llega con la misma ilusión con la que se llega a la boda», asegura tajante esta mujer que reconoce que es normal que se produzcan más operaciones feminizantes que masculinizantes porque, según dice, científicamente está probado que hay más casos de estos de los que se producen a la inversa.
Además, la presidenta de la Asociación de Identidad de Género considera positiva la nueva Ley que permitirá cambiarse de DNI porque, como dice, hay muchas personas que lo que realmente necesitan es el «cambio social» antes de entrar en un quirófano.
En este sentido, Kim advierte que el problema sigue siendo la discriminación que sufre este colectivo a la hora de buscar un empleo puesto que cuando uno de ellos hace una entrevista de trabajo, el hecho de que luego el sexo que figura en el DNI sea otro distinto al que se presentó, provoca problemas. «La mayoría tiene que recurrir al autoempleo o ser funcionario», afirma Kim a quien este problema ya no le afecta porque está jubilada. De cualquier manera es muy gráfica al comparar: «Somos como sin papeles en nuestro propio país», dice. Además para Kim es indignante que se trate «con tanta frivolidad» un tema que ha provocado tanto sufrimiento. Sobre todo a la presidenta de la Asociación le molesta que se «frivolice» y se hable de que hay otras prioridades como la atención dental antes que estas operaciones.
Pero la operación quirúrgica es el último recurso al que acuden las personas afectadas por la llamada «disforia de género» ya que la mitad de ellos no da ese paso. Según Carla Antonelli, foto superior derecha, coordinadora del área transexual del grupo federal del PSOE, el 50 por ciento del colectivo no accede a la cirugía del cambio de sexo bien porque no puede o porque no quiere.
Y es que son pocos los sitios donde se practican estas operaciones ya que el único hospital público que hoy realiza estas operaciones es el Carlos Haya de Málaga mientras que Extremadura paga los costes de las intervenciones aunque las desvía a Andalucía. Aragón también se ha comprometido a hacerlo pronto y en Madrid, a iniciativa del PP, se ha aprobado un proyecto para realizar estas intervenciones en Madrid antes de que acabe la legislatura.
Operarse en una clínica privada puede costar entre 12.000 y 18.000 euros. Un elevado coste al que se une que hay listas de espera de casi dos años y que el hospital malagueño realiza sólo dos intervenciones al mes.
Antonelli reconoce que muchos no se operan porque los resultados «no son satisfactorios» sobre todo en cirugía masculinizante y porque «la sensibilidad se disminuye». Por ello la representante de los transexuales cree que el proyecto del Gobierno es «estupendo» ya que responde a una realidad social que está ahí.
Una de las primeras andaluzas en operarse fue Kim Pérez que tuvo que hacerlo en la privada en Zaragoza en el año 1995. Ahora dirige la Asociación de Identidad de Género en Andalucía y admite que los cambios serán un avance pero recuerda que la discriminación sigue siendo laboral. Desde el PSOE, la responsable del área de transexuales, Carla Antonelli, admite que la mitad de éstos no llega al quirófano.
Que la sabiduría de los hombres lleve a que el planeta es comunitario y todos tienen el derecho a un lugar en él.
ResponderEliminarUn abrazo.