Noticia extraída de Levante
«La transexualidad no es para mí una enfermedad». Esta es una de las ideas que el sexólogo clínico valenciano Vicent Bataller lanzó ayer durante su intervención en el Curso avanzado de identidad de género y transexualidad organizado por el colectivo Lambda de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Valencia(España).
J. V. P., Valencia
Bataller explicó por ejemplo, que cuando se habla de transexualidad, «hablamos de identidad de género», que según añadió, «se puede definir como la expresión personal de cada uno del género en masculino o femenino».
El curso continuará hoy con el estudio de casos prácticos y la participación de destacados especialistas nacionales en cirugía, endocrinología, etc.
El objetivo de este curso, que comenzó ayer, es, según afirma la coordinadora general del colectivo Lambda, Luisa Notario, «transmitir de una manera objetiva cuáles son los principales problemas que nos afectan para combatir la transfobia en todos los ámbitos». Según Notario, «es necesario que todos conozcan cuál es la situación de discriminación que sufrimos las personas transexuales, y cambiar el imaginario colectivo que existe sobre nosotros». El objetivo es, en definitiva, «conseguir el apoyo social». Para avanzar en la consecución de esos objetivos, el curso planteó casos prácticos de cómo poder hablar de transexualidad de una forma clara por ejemplo, a personas mayores o a los más pequeños. «¿Es lo mismo un transexual y un travesti?». «¿Un transexual tiene porqué ser homosexual ?». Estas y otras preguntas afloraron a lo largo de las dos horas durante las que los participantes en el curso intentaron plantear de qué forma abordarían, por un lado, y contestarían, por otro, cuestiones que podría realizar bien un grupo de adolescentes en un instituto o bien un grupo de personas de entre 50 y 75 años. La experiencia constató que no es fácil, aunque sí posible, obtener una definición clara de qué es ser una persona transexual.
Cuidar las expresiones
En este sentido, Vicent Bataller advirtió que los profesionales que intervienen en el «proceso transexualizador», deben cuidar las expresiones verbales y las palabras cuando se relacionan con una persona transexual o hablan de ella, porque, aseveró, «con demasiada frecuencia aún siendo las personas las que se autopagan las diferentes visitas e intervenciones, cuando se dirigen a ellas siguen siendo discriminatorias, hirientes, con falta de rigor científico y de respeto». Para Bataller la sociedad tiene una «asignatura pendiente» con las personas transexuales, de las que dijo, «tienen derecho a ser informadas y tratadas en función de sus necesidades y peculiaridades específicas».
La odisea de Àlec
Àlec Casanova sabe muy bien qué significa ser transexual. Nació con cuerpo de mujer, pero tal como aseguró ayer, «siempre me sentí como un hombre». A sus 35 años explica sin ningún temor su periplo hasta que logró superar la contradicción que, como él mismo reconoce, supone tener un cuerpo de mujer y, al mismo tiempo, pensar y sentir como un hombre. «Cuando tuve mi primera menstruación todas mis expectativas de manifestarme como un hombre se rompieron», recuerda. Àlec tenía unos 15 años y todavía, asegura, «no era consciente del proceso de reasignación que debería atravesar» para superar su particular «odisea» o proceso de reasignación, que supone adecuar el cuerpo de una persona a su psicología. «Al revés sería imposible», afirma Àlec. Dos décadas después, Àlec trabaja como profesor de Primaria, vive con su pareja y afirma sentirse como un ciudadano más. Para él es fundamental que los transexuales lo digan en voz alta. Es la forma, piensa, de que «ser transexual comience a ser algo normal».
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