12 diciembre 2007

La ciudad paquistaní de Lahore se ha convertido en la meca del sexo prohibido


Fuente: Noticias del Mundo - eltiempo.com (Paquistán)-.
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Situado a espaldas del fuerte mogol de Shahi Qilla, entre calles destartaladas y construcciones abigarradas, se encuentra el barrio rojo de Hira Mandi, conocido como el 'Mercado del Diamante'.

Este distrito centenario, construido en el siglo XVII durante el Imperio Mogol, ha sido desde entonces el centro de la vida nocturna en Lahore. Durante siglos, las tawaif (bailarinas y cortesanas) han entretenido a la conservadora nobleza musulmana.

Entonces eran mujeres refinadas, con un alto nivel de educación. Pero la tradición ha cambiado mucho y las tawaif son ahora prostitutas comunes o transexuales que bailan en locales populares.

Las tawaif viven al margen de la situación política del país, encerradas en su mundo de luces de neón y humo de cigarrillos. Pero desde que el presidente Pervez Musharraf declaró el estado de excepción, los locales están cerrados y no hay actuaciones.

En uno de esos cuartuchos desolados nos reunimos con Ashiba, Nibi, Shabo y Saima.

Todas visten el traje tradicional de las mujeres: camisa larga, pantalón bombacho y un chal para cubrirse los hombros. A pesar del porte elegante y los gestos refinados, sus enormes pies ennegrecidos delatan sus condiciones de vida.

Ashiba, de 41 años, es la más veterana y cuando habla no para de gesticular.

"Desde pequeña me he sentido una mujer, pero en mi casa no lo aceptaban y por eso mi padre me pegaba para que cambiara", explica.

Ashiba se queja de que lo consideran mayor para seguir trabajando como bailarina. "Los hombres las prefieren más jóvenes. Por eso he tenido que hacerme una liposucción", detalla, mientras enseña orgullosa el perfil de sus caderas. Pagó casi 3.000 euros por la cirugía estética en la clínica privada Akram.

"La vida es fácil cuando eres joven. No paras de tener clientes, te llaman de todos los locales. De repente descubres la cruda realidad: que eres vieja, transexual y estás sóla".

Un sueño frustrado

"Las jovencitas de ahora no tienen talento. Antes éramos una gran familia y se respetaba la jerarquía", se queja su compañera Nibi, de 40 años, que viene de una familia humilde de Kassar, a 40 km de Lahore, y que como Ashiba,
tuvo que abandonar su casa porque su familia no lo aceptaba.

"De pequeña soñaba que un príncipe vendría a mi casa y nos marcharíamos a su palacio (...) pero el palacio se convirtió en un cuarto sin ventanas y no soy princesa, sino puta".

Las bailarinas eróticas cobran 1.000 rupias paquistaníes (11,20 Euros) por actuación, a lo que se suman las cuantiosas propinas de los clientes.

Nibi asegura que hasta los islamistas admiran su trabajo.
"Hace unas semanas vino un mulá (clérigo chii) a ver mi espectáculo y él era el que más dinero me lanzaba".

Pero a pesar de anécdotas divertidas, sus maquillados ojos ocultan la indignación de ser un marginado. La conservadora sociedad paquistaní no acepta a las transexuales y por eso están condenados a ganarse la vida de manera ilegal.

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