01 febrero 2007

Buscando al Memo

(México) Mundo de Hoy - Diario Alternativo-.
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Escrito por la periodista y activista Hazel Gloria Davenport (NotieSe)-.
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El diccionario de la Lengua Española Vigésima edición, designe a Memo como un adjetivo, que significa Tonto, simple y mentecato. La publicidad lo define más o menos así”: Buscando a Memo, un reality show donde un hombre es escondido entre 10 hermosas mujeres” y la mecánica consiste en adivinar cuál de ellas es el hombre, es “Memo”. Entre una película infantil de Walt Disney (“Buscando a Nemo”) y un desplante discriminatorio infantiloide, Adalberto Javier Ramones demuestra una vez más una baja estatura moral y un voluntario encogimiento intelectual al utilizar a una persona transgenérica, una mujer en concreto, hacerla pasar como hombre, y de paso generar morbo sobre la identidad de esta persona.

¿Qué significa para el conductor de “Otro Rollo” ser hombre? ¿Una condición de ropa y maquillaje? La pregunta, obviamente queda sin respuesta, de parte de un individuo que se ha burlado de mujeres y ha hecho el ridículo por más de 10 años consecutivos ante personas como Abraham Zabludowski, Ana Gabriela Guevara, Will Smith, y los entonces precandidatos presidenciales Francisco Labastida Ochoa y Vicente Fox Quesada. La exhibición de un misógino travestismo bufonesco lo ha llevado a organizar “concursos” con otros “conductores” de características morales similares vestidos de mujer, como Omar Chaparro y Facundo, quienes también han utilizado a mujeres transgenéricas, sobre todo trabajadoras sexuales, para dirigir sus burlas en la búsqueda de un rating cada vez más humanamente miserable. Es en este grupo de conductores en el que se sitúan Ramones; un puñado de personajes televisivos que, bajo una supuesta bandera de “irreverencia”, genera constantes actos violatorios de la dignidad de mujeres, homosexuales y personas no heterosexuales o no generogenitalistas.

Mas aún, la actitud del conductor arrastra a la propia empresa televisiva —Televisa— en el camino de la incongruencia, ya que la televisora de San Ángel, asegura, dentro de su “visión” en su sitio Internet, que su compromiso es el respeto de la persona, la dignidad y los derechos humanos. "En Televisa creemos en la dignidad humana y en el respeto a la persona. (…) En Televisa siempre seremos respetuosos y promotores de los Derechos Humanos". A mediados de mayo del año pasado, integrantes de organizaciones civiles como Letra S, Comac y el Movimiento en Medios por la Objetividad en Temas de Orientación e Identidad Sexual (MOVEMOS), acompañados por Mónica Taher, de la Alianza Gay y Lésbica Contra la Difamación (GLAAD, por sus siglas en inglés), se reunieron con ejecutivos de Televisa y TV Azteca para establecer un diálogo abierto en relación a la cantidad, calidad y objetividad de las imágenes lésbicas, gay, bisexuales y transgénero (LGBT) en telenovelas, programas de comedia y variedades.

Así, algunos conductores de programas noticiosos o de opinión, como Víctor Trujillo, Carlos Loret de Mola y el equipo de Luis de Llano en el programa Metrópolis han intentado aproximarse al tema del transgénero y de la transexualidad desde una perspectiva de respeto y de contenido informativo. Pero en una demostración de desprecio contra los postulados de la misma Televisa, Ramones lanza un patético desafío a su cuna mediática, en un juego de desprestigio tanto a la televisora, como a los televidentes, en este caso contra las mujeres transexuales y/o transgenéricas, en una muestra de que su falta de respeto y congruencia hacia sí mismo es también ilimitada.

Omar Chaparro, conductor del fallecido programa “No Manches”, se burlaba de mujeres transgenéricas en trabajo sexual en un dudoso sketch de “la travesti de Tlalpan con tres bubis” y tenía en su haber cuando menos dos personajes travestis: la licenciada y la yuyos, y un homosexual, “el Yahairo”, en una entrevista realizada por el periodista Antonio Medina y publicada en Boys and Toys, hizo serias críticas a la sensibilidad de la población gay por los efectos discriminatorios de sus “bromas”. En una emisión de Las Hijas de la Madre Tierra, Yolanda Andrade pasaba por encima de la identidad y del talento de la actriz transexual Libertad, para preguntarle, entre carcajadas, si no extrañaba la comezón en los genitales después de una reasignación sexual. Facundo, el conductor de Incógnito ha tocado el tema también de una forma poco profesional, teniendo como blanco a las trabajadoras sexuales transgenéricas.

La última adquisición a este catálogo infamante es la “Wanda Bee”, representación del travesti ridiculizante, que con un perro de peluche color rosa, hace el papel de bufón (pseudo actor incluido) en el programa de variedades Hoy. Quizá el problema más fuerte que enfrenta la visibilidad transgenérica es el freno que representa el “no pasar”, que muchas personas “pasables” aplican a otras que, a su juicio, no se confunden con las demás personas del género que se busca como identidad. Esta “adherencia al estereotipo” ha representado una de las actitudes más cobardes y criminales de discriminación internalizada, cuyos efecto incluyen el mandar al clóset a muchas personas, en este caso mujeres, que por no “pasar” o mejor dicho “no enclosetarse” públicamente en un camuflaje anónimo, son condenadas a un encierro genérico.

Como bien apunta Leslie Feinberg, en su texto Liberación trans: “La realidad es que existen múltiples maneras de ser hombres y de ser mujeres. La transgenerización es una antigua forma de expresión humana que antecede a la opresión. En un tiempo se lo consideraba con respeto y honor”. Sin embargo, lejos de los apuntes de Feinberg, y de la dignidad que han buscado para la mujer transexual personalidades como la científica Lynn Conway, la escritora y activista argentina Lohana Berkins, o la actriz y activista española Carla Antonelli, quienes han alcanzado una imagen mimética total con las mujeres no transgénero y continúan orgullosas de sus procesos, aún continúa el lastre de la autodiscriminación.

En esta ocasión, se puede hablar de la “Lección del Memo” para ver hasta dónde pueden llegar estos intentos de “pasismo”, hacia la invisibilización y aniquilación de la mujer transexual o transgenérica, la utilización del más indignante argumento de discriminación internalizada de la comunidad femenina transgenérica como un arma externa contra nosotras mismas. La “Lección del Memo” es en sí una prueba para la comunidad transgenérica femenina. Si después de las firmes reacciones de protesta y denuncias ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) del grupo Disforia de Género y de las mujeres trans Paulina Velasco y Rebeca Garza continúa esta mentalidad patologizante de “si no pasas, no salgas”, “no pareces mujer” o “no salgas, aléjate, que afectas mi construcción de identidad”, podremos comenzar a hablar tristemente de adalramonistas frenando la visibilidad de nuestra comunidad.

La reacción de la comunidad transgenérica femenina ha dado un ejemplo de dignidad histórico cuando la agrupación Disforia de Género acudió al Conapred a presentar una queja por los efectos estigmatizantes del programa. Esta misma organización tiene planeado regresar el próximo viernes a dar seguimiento al proceso, la cita es a las once de la mañana en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia, afuera del Metro Insurgentes. De manera paralela, Paulina Velasco, quién publicara hace tres años la primera revista electrónica en México para mujeres trans Paulina Magazine, y Rebeca Garza, activista de Puebla y promotora a su vez de un proyecto de Ley de Identidad de Género, enviaron de manera independiente cartas a la Conapred. La carta de la primera activista circula junto con la respuesta de la dependencia en la red cibernética de la organización “Travestis México” y se encuentra publicada en el sitio electrónico de El Lugar de Roshell.

Finalmente, Humana. Nación Trans solicitó apoyo a representantes de la GLAAD y de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (FEMESS), Diversa, APN y la Red Democracia y Sexualidad (Demysex), a la que se encuentra afiliada, para la elaboración de una carta documento en la que solicita a la televisora un trato digno a las personas transexuales y transgenéricas, así como la apertura de espacios para activistas y especialistas que puedan tratar el tema del transgénero y la transexualidad desde una perspectiva de respeto e información. Frente a las cartas y las diferentes reacciones, pareciera que, en un retorno al título del indignante reality show no hay que buscar más, pues sin más invitación que una televisión encendida, y como conejo que brinca de la chistera de un mago electrónico, El Memo ha aparecido ya, y en red nacional.

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